La etiqueta #AbinaBots fue creada aparentemente por la oposición para criticar la supuesta contratación de «robots» (bots) para subir la opinión sobre el presidente, según un experto español que presentó pruebas.
No es de dudar que el ejecutivo o parte de estos, incluso, alguien que apoye al presidente, contratara a algunas de las empresas que «brindan» estos servicios.
En tiempos «morados» se vendió que el incumbente del DICOM en esa época, Marchena, tenía un ejército de personas solo para defender al gobierno y ahora ellos mismos plantean el mismo escenario, pero ellos como víctimas.
La realidad es que hay «expertos» que entre sus servicios brindan diferentes formas de lograr cambios en percepciones y mediante diferentes herramientas, en teoría, dicen lograrlo.
Sin embargo, los que hoy ya no están gobernando usaron las mismas herramientas sin que se pueda comprobar que fue el mismo gobierno que lo hizo, se dio publicidad y se aduló tanto al gobierno que a los periodistas que abusaron, se les acuñó como «bocina», como modo denotativo y anunciando aburrimiento, hartazgo e incluso, repugnancia.
Así como los # no sirvieron para mucho a los que perdieron las elecciones hoy tampoco servirá de mucho, pero si los que hoy son oposición crean una etiqueta justa para denoestar al presidente o su gente con el #AbinaBots entonces los seguidores del presidente han dicho «Si, yo soy un Robot de Luis», y el propósito se mata.
Hace poco un senador fue ofendido por un diputado llamándole «atrevido» y este usó ese impulso para hacer una campaña que se nombró: «Sí, Soy Atrevido».
#AbinaBots se ha convertido en un bumerán a quienes planificaron la campaña.
El mundo no es Twitter, el mundo no es Instagram.