La llegada de Hugo Beras creó espectativas, se reconfiguro el tránsito en Santo Domingo, Distrito Nacional pero, como citadino al fin, de ahí no salió, si acaso sólo para crear los corredores como el de la Charles de Gaulle.
Temas como hacer hincapié en el estado del parque vehicular que incluya las velocidades del transporte público, el sacar las «chatarras» que dan servicio de «concho», el estado de las neumáticos de patanas y guaguas, no fue tocado.
No hizo cumplir la ley en el tema de las asesinos bompers de hierro que usan las guaguas voladoras y no acometió ninguna de los planes de reordenamiento del tránsito que varios ayuntamientos le colocaron en sus manos, como el de Santo Domingo Este.
En República Dominicana, violar la luz roja es «normal», constituye una de las claras muestras de que el caos ciudadano es generalizado y que las autoridades hacen poco o nada para resolverlo.
Mientras nadie hace nada, o poco, las guaguas circulan aceleradas llenas de pasajeros, las patanas compiten en velocidad y en deterioro y los controles de los máximos de velocidad son inexistentes.
Los accidentes seguirán cobrando más víctimas que el Covid y los asaltantes, en una sociedad que prioriza quién será el propio presidente y demás cargos electivos o cual equipo está ganando la «pelota invernal».
