La ciudad ha claudicado. Lo que era un espacio público sagrado –la acera– es ahora un territorio ocupado por conos privatizadores, contenedores de basura desbordados y cadenas abusivas. Comercios, vecinos, constructoras y hasta los servicios municipales han secuestrado las veredas, obligando a peatones a jugarse la vida entre el tráfico motorizado.
Esta invasión, lejos de ser marginal, es un síntoma de colapso urbano:
1️⃣ Conos: La farsa de la autoridad: Vendidos como mercancía, estos dispositivos –originalmente de uso oficial– simulan permiso donde solo hay apropiación ilegal.
2️⃣ Contenedores invasores: Basureros públicos y privados bloquean veredas, obligando a caminantes a esquivar residuos o contenedores peligrosos.
3️⃣ Cadenas y barreras: Vecinos y empresas cierran accesos como si las aceras fueran patios privados, sin consecuencias.
4️⃣ Constructoras todopoderosas: Ocupan veredas con impunidad, usando vigilantes para desviar peatones, mientras operarios gritan «¡No se pase por aquí!».
El Gran Engaño:
Mientras el peatón asume que «molesta» al rodear obstáculos, son los ocupantes quienes violan la Constitución (Art. 46) y la Ley 63-17 de Movilidad. El Tribunal Constitucional fue claro: «Todo lo que impida el libre tránsito es inconstitucional» (Sentencia TC/0083/19).
Doble Moral Institucional:
Las autoridades toleran la venta masiva de conos y permite que contenedores de basura obstruyan aceras de forma permanente, incumpliendo su deber de garantizar movilidad segura.
Mientras multan a un motoconcho por estacionar en la acera, ignoran contenedores que la bloquean 24/7 o conos «de cuello blanco» frente a restaurantes exclusivos.
Soluciones Urgentes:
Desalojo integral: Retiro masivo de conos, contenedores mal ubicados y barreras ilegales, con multas progresivas a reincidentes.
Protocolos para residuos: Los contenedores deben ubicarse en zonas designadas (no en aceras angostas) y con recogida diaria eficiente.
Prohibir venta de conos: Solo entidades oficiales deben usarlos, con registro estricto.
Constructoras bajo control: Exigir pasos peatonales techados y señalizados con rutas alternas validadas por el ayuntamiento.
Código de espacio público: Crear un mapa digital de «puntos negros» (conos/contenedores/cadenas) para denuncia ciudadana con seguimiento obligatorio.
Reflexión Final:
Las aceras son el termómetro de la dignidad urbana. Permitir que conos, contenedores y cadenas las asfixien no es «desorden», sino fracaso del Estado de derecho. Recuperarlas exige más que discursos: es hora de desmantelar privilegios que pisotean al que camina.

