Argelia se sume en la incertidumbre: un presidente invisible, un ejército poderoso y protestas sin liderazgo

argeliaLas protestas en Argelia comenzaron el pasado 22 de febrero del 2019 y pedían, entre otras cosas, la dimisión del presidente. A pesar de esas movilizaciones, el mandatario Abdelaziz Buteflika, de 82 años, ignoró las multitudinarias manifestaciones y quiso postularse a su quinta reelección en los comicios para renovar su quinto mandato.

Estas elecciones eran previstas para el 18 de abril, pero debido a la presión desde la calle, Buteflika anunció que aplaza los comisiones y dimitirá antes del 28 de abril.

Millones de argelinos salieron a la calle todos los viernes desde el 22 de febrero hasta este viernes 29 de marzo. El Hirak en Argelia (movilización en árabe) recuerda al que surgió en Marruecos, en el Rif en 2016 y a la Primavera Árabe, sobre todo a la egipcia, que acabó con el régimen de Mubarak.

 

Durante todo este tiempo, Buteflika se ha ido debilitando y en menos de un mes y medio ha perdido gran parte de sus apoyos. Primero le dejó el jefe del Ejército y viceministro de Defensa, Ahmed Gaid Salah, un hombre de su máxima confianza. Después lo hizo el Reagrupamiento Nacional Democrático (RND), principal socio del partido de Buteflika, el Frente de Liberación Nacional, en la coalición de Gobierno.

Su dimisión la reclamó también la Unión General de Trabajadores (UGTA), órgano sindical del régimen. Y el pasado jueves dimitió el jefe de la patronal, Ali Haddad (FCE), un hombre muy próximo a Buteflika, la cara más visible de la oligarquía financiera que ha prosperado gracias al dinero del Estado.

Un presidente que lleva 20 años en el poder

El presidente argelino, Abdelaziz Buteflika, renunciará a su cargo antes del 28 de abril, fecha en la que expira su mandato (1999-2019), y con ello pondrá fin a la carrera política del único líder árabe de la vieja guardia que seguía en el poder. Nacido en 1937 en la ciudad marroquí de Oudja, Buteflika ha sido el presidente más longevo de la Argelia moderna, con veinte años de mandato y cuatro elecciones ganadas.

Ganó sus primeras presidenciales hace 20 años, reformó la Constitución para postularse a un tercer mandato en 2009, sufrió un infarto cerebral en 2013 y se presentó al cuarto mandato en 2014. Su último discurso en público lo pronunció en mayo de 2012 y se mueve en silla de ruedas desde 2013. El pasado 10 de febrero anunció por carta que optaría de nuevo a la Presidencia. A partir de esa carta, las protestas no han cesado y han llevado a una etapa inédita en Argelia.

Su estado de salud ha ido empeorando, tanto que se sospecha que él no gobierna. En 2005 sufrió su primer problema de salud importante: se le diagnosticó una úlcera sangrante en el estómago y comenzaron los viajes continuos a Suiza y los rumores sobre su verdadero estado. Las dudas al respecto se agudizaron tras sufrir un derrame cerebral en 2013 que le dejó postrado en una silla de ruedas y sin apenas capacidad para hablar. Aun así, ganó las presidenciales de 2014 con un 81% de los votos, aunque la enfermedad impidió que hiciera campaña.

En medio de una galopante crisis económica y social, en 2017 ordenó la enmienda de la Constitución para poder aspirar a un quinto mandato. Su candidatura dos años después desencadenó las mayores manifestaciones en el país desde el inicio de la guerra civil, pero acabaron sin una gran repercusión a nivel político.

En marzo de 2019, después de tres semanas de protestas masivas en las calles y dos semanas ingresado en un hospital de Suiza, renunció a la reelección para un quinto mandato, sin que se sepa quien será su sucesor ni su verdadero estado de salud.

Las protestas y el futuro del país

En las calles de Argelia no hay un liderazgo. No hay un partido, no hay un sindicato. Son todos los argelinos que no quieren el «régimen de Buteflika» y piden un cambio de sistema. Las redes sociales han sido claves para reunir por sexto viernes a millones de argelinos en todo el país: Orán, Constantina, Annaba, Sétif, Tizi Ouzou… y Argel.

La última protesta, sumado al rechazo del liderazgo de Buteflika, los ciudadanos dicen estar insatisfechos con la propuesta del jefe del Ejército, Ahmed Gaid Salah, quien pidió inhabilitar al presidente para que el cargo sea asumido de forma interina por el presidente del Senado, basándose en el artículo 102 de la Constitución de ese país del norte de África.

Los argelinos rechazan un presidente interino y piden un cambio radical en el Gobierno. No solo exigen la salida de Bouteflika, sino a todo su círculo de poder que le protege y maneja, al que recriminan la corrupción y responsabilizan de la grave crisis económica nacional. Esperaban una dimisión directa y piensan que quieren ganar tiempo hasta el 28 de abril.

De hecho, los cánticos apuntaban hacia el jefe del Ejército: «Buteflika tú te vas a ir, llévate contigo a Gaid Salah». Y en algunas pancartas se podrían leer: «Gaid Salah, cómplice del sistema. ¡Cállese! El Ejército no le pertenece a usted. Es el Ejército del pueblo. ¡Váyase!».

El artículo 102

El Ejército reclamó aplicar el artículo 102 de la Constitución porque es «la única garantía para preservar una situación política estable». El artículo establece que en el caso de la «renuncia o la muerte del presidente de la República, el Consejo Constitucional se reunirá y determinará la vacante final de la Presidencia de la República». Así, el «Parlamento será entonces aplazado y el Presidente del Consejo de la Nación será nombrado por un período de noventa días».

Pero a los argelinos que salen a la calle no les convence y rechazan el artículo 102 porque consideran que eso mantendrá en el poder a los de siempre.

Debido a esta repulsa, el jefe del Estado Mayor, y para calmar los ánimos, ha señalado al artículo 7 y 8 de la Constitución, pero acompañados del 102. El primero habla de que «el pueblo como fuente de todo poder» y que la «soberanía nacional pertenece solo al pueblo», mientras que el segundo dice que «la autoridad constituyente es propiedad del pueblo y que puede ejercer por «referéndum y por sus representantes electos». Artículos con lo que sí están de acuerdo los argelinos, que han perdido el miedo a protestar.

El papel del Ejército, clave

El miedo que provoca la entrada del Ejército en el Gobierno, uno de los más poderosos de toda África, su defensa del artículo 102 y su cercanía a Buteflika ha llevado a los ciudadanos a pedir la dimisión de Gaid Salah, que lleva 15 años en el mando y es viceministro de Defensa desde 2013.

Al parecer no le ha sentado muy bien a Salah y señala que existe una conspiración contra las Fuerzas Armadas y contra su propuesta de transición, medida que consideran «inalterable». El general propuso la inhabilitación del presidente y ministro de Defensa, Abdelaziz Buteflika, por motivos de salud, tal como contempló el artículo 102.

Gaid Salah emitió un comunicado en el que se asegura que la posición de la Armada Nacional Popular (ANP) permanece «inalterable» y advierte sobre un reunión secreta celebrada este sábado por personajes «conocidos» cuyos nombres no desvela. El objetivo de esa cita, según el máximo responsable del Ejército, es «hacer creer a la opinión pública que el pueblo argelino rechaza la aplicación del artículo 102 de la Constitución».

Tomado de https://www.20minutos.es

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