El Ministerio de la Juventud se apresura a vanagloriarse de la cantidad de becas que ofrece, sin dar detalles, al pueblo, de cuanto es que cuesta anualmente cada becario.
Las becas dadas por otros ministerios, específicamente de Educación y Educación superior han sido, por décadas, fuente de corrupción.
Las escuelas caras y bilingües de República Dominicana siempre han «gestionado» becas con los ministerios pero pocas veces han sido distribuidas con justicia… y transparencia.
Hoy, nadie se atrevería a desnudar el historial de becas caras, muy caras, dadas gracias a «conexiones».
Para comprar a un político o empresario, no necesariamente debes engordarle su cuenta bancaria, limpiarle las deudas, regalarle una finca o pagarle un viaje en primera clase… es más eficiente que su hijo «obtenga» una beca en Europa que costaría muchos dólares al presupuesto nacional.
Para colmos, es dudoso, muy dudoso, inexistente, las estadísticas que demuestren que beneficio le han dejado dichas becas al país.
Se entiende que ayudar un joven es para que devuelva sus conocimientos de alguna forma al país… a estas alturas, ¿quién podría dar estas respuestas?
Que no se vanaglorie ningún ministro por las becas que otorgue, que de vivas por el aporte que los becarios brindan al desarrollo del país, al pueblo que son, al final, quienes les han pagados sus becas.

