Los asesinos de ayer todos eran creyentes, obligados a ir a la Iglesia los Domingos y cuando crecieron, no les tembló la mano para dejar jóvenes, casi niños, en una cuneta abandonado luego de matarlo a golpes.
El camino de la religiosidad es tan complejo como el del ser humano, la religión en las escuelas no es verdad que crea mejores personas, ejemplos hay cientos, en todos los rincones del mundo.
Es cierto que las bases de la creación de la República Dominicana se basó en religiosidad, pero primero fue el amor a la patria, el deseo de dejar de ser esclavos o servir a otra nación además, hay un serio e inmenso componente de ideas masónicas que por aquellos tiempos, hace dos siglos, cundian entre la intelectualidad de estas tierras de América.
En estos tiempos, cuando los padres se apuran en «tener cosas», dejando a sus hijos a merced de una tableta, impregnados de youtbe, o programas infantiles chatarras mostrando niñas con faldas cortas y pintadas en dibujos animados, la educación de donde se ha esfumado no ha sido de las escuelas sino de las casas, los hogares están impregnados de capitalismo salvage del amor a las cosas, al tener… a ser ricos, rapido… el amor, los valores y la educación…al retrete o cunado menos, a un segundo plano.
La República Dominicana es cierto que su bandera posee una biblia en el medio, cuando aquello, ahce dos siglos, habia una sola biblia, hoy hay cientos de versiones, la religiosidad incluso la cristiana se ha diversificado e incluso cambian las interpretaciones… la Biblia hoy es «a según» de que sector de creyentes la profesa. ha «llovido mucho» desde los tiempos de la Liberación hasta nuestros dias, miles de asesinados, cientos de heroes y algun que otro dictador.
Hoy la República Dominicana es un país laico, con una democracia incipiente que trata por todos los medios de ser moderna y sobre todo, respetar la pluralidad de creencias políticas y religiosas… no son tiempos de imposiciones, no son tiempos de inquisodores; las Redes Sociales estén plagadas de los mismos extremistas de antaño que hoy, por suerte, están imposibilitados de llevar a una persona a una pira y prenderle fuego sin piedad.