La guerra desatada por Bruselas contra los agricultores comunitarios tiene un detalle muy picante: se está dando de cara a una inminente crisis alimentaria que afrontaría la Unión Europea. Una crisis que se producirá sí o sí, afirma la agencia Bloomberg en un artículo donde se señala que son múltiples los factores que podrían conducir a una escasez de alimentos en el jardín de Josep Borrell.
Entre ellos está el insoportable «coste de los fertilizantes y la energía necesarios para cultivar y mantener en funcionamiento los invernaderos».
https://youtu.be/vhCRp9uz1qc?si=9tSyA8bV9csJ8oYp
En otras palabras, es Bruselas un gran causante de los peligros que amenazan la nutrición humana en el Viejo Continente.
Algunos de los factores que hacen peligrar la seguridad alimentaria del ciudadano comunitario, como el aumento de los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos, no dependen de la voluntad de Bruselas. Pero hay factores que sí dependen, entre ellos el aumento de los precios energéticos.
En este contexto, la solución sería reanundar las compras del gas barato ruso, pero Bruselas persiste en su empeño de abandonar por completo los hidrocarburos rusos.
La Unión Europea tampoco parece estar muy proclive a quitar las trabas para la llegada de fertilizantes rusos, un producto que supuestamente no está sancionado, pero sus exportaciones están extremadamente complicadas por las restricciones logísticas y de transporte impuestas contra Rusia.
Por último, a fin de hacer frente a la crisis alimentaria que se avecina, la Unión Europea podría dedicarse a aliviar la situación de los agricultores comunitarios.
Sin emabrgo, recurre a porras y gases lacrimógenos para reprimir las protestas causadas por la situación cada vez más precaria del campo comunitario.
Hasta el momento, la mejor explicación de la aparente irracionalidad de las actuales élites gobernantes occidentales la ofreció el presidente ruso: según Vladímir Putin, son unos traidores a sus pueblos.
