Los bloqueos de carreteras de los seguidores de Evo Morales complican la atención a la crisis sanitaria por la covid-19
Los caminos de Bolivia están bloqueados en al menos 70 puntos por grupos de campesinos que protestan por la postergación de las elecciones. Las manifestaciones fueron convocadas por sindicatos que son cercanos o están afiliados al Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales, el único partido que quiere que los comicios se realicen el 6 de septiembre, fecha que aprobó el Parlamento y fue postergada por el Tribunal Electoral hasta el 18 de octubre, con el argumento de la emergencia sanitaria.
El Gobierno responsabilizó a los bloqueos de la falta de oxígeno y medicamentos para los enfermos de la covid-19 en varias ciudades. “Pedimos a los dirigentes de la COB (Central Obrera Boliviana) que piensen en el daño que están ocasionando sus medidas. Les pido una vez más que dejen de bloquear y cuiden a nuestro pueblo”, tuiteó la presidenta interina Jeanine Áñez. El principal dirigente de las protestas, el secretario General de la COB, Juan Carlos Huarachi, quien es procesado penalmente por su llamado a bloquear, pidió a los movilizados que dejen pasar ambulancias, medicamentos y oxígeno. “Nuestra lucha es por la salud y no podemos perjudicar a los hospitales”, aseguró.
Según el representante de una fábrica de oxígeno medicinal situada en la zona rural de La Paz, el llamado no está siendo atendido: los bloqueos están impidiendo que la empresa funcione normalmente. Huarachi pidió disculpas a la población por el “enojo y la molestia” que causó en los trabajadores y campesinos la decisión del Tribunal Electoral de postergar las elecciones. Evo Morales, acusado por el oficialismo de estar detrás de la actuación de los sindicatos, llamó a un diálogo entre estos y la institución electoral, que “no puede apoyar intentos de un Gobierno de facto de prorrogarse e impedir un proceso electoral”. El Tribunal Electoral y la COB se reunirán en las próximas horas para discutir los criterios enfrentados.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) repudió los bloqueos: “La CIDH reitera su repudio a cualquier tipo de bloqueo de equipos médicos, confrontaciones y hechos de violencia contra la integridad física de las personas o en contra de la propiedad pública y privada, así como el uso innecesario y excesivo de la fuerza pública en Bolivia”, tuiteó el organismo. Algo parecido hizo la oficina de las Naciones Unidas en Bolivia.
Los bloqueos también han sido ampliamente condenados en los medios de comunicación y en las redes sociales, a menudo con insultos racistas. “Salvajes”, “andinos que prefieren la muerte a la vida”, “pagados por la narcocorrupción de su jefe Morales” y otros epítetos como estos han sido publicados. El clima en las redes es parecido al que se observaba a principio de año, cuando las clases medias urbanas aún no se habían dividido en torno a la candidatura y la gestión gubernamental de Áñez, y entonces había un consenso en contra del MAS y sus dirigentes.
Según el analista Pablo Stefanoni, “los bloqueos de organizaciones sociales, muchas de ellas parte o afines al MAS, muestran fuerza en las calles pero debilitan la capacidad de irradiación de este partido hacia las ciudades y los electores dubitativos, -que podrían decidir darle una nueva oportunidad al MAS dada la enorme ineficiencia del Gobierno de Añez. Un mes y algo de postergación electoral no parece una razón suficiente para bloqueos radicales y, justo cuando el MAS necesita recomponer apoyo urbano, estos lo muestran insensible a la emergencia de la covid-19”.