Carta abierta al diputado José Horacio Rodríguez

Hace cuatro años para este fecha recibí una nota de prensa de parte de, en ese momento, mi buen amigo Franiel Genao, el título anunciaba la entrada al Congreso Nacional de José Horacio Rodríguez siendo el más votado de la circunscripción 1 del Distrito Nacional, luego de una de las campañas más orgánicas y ciudadanas que había visto.

A JH lo había visto en las marchas y movilizaciones sociales, defendiendo los intereses de la gente y de lo colectivo, por eso sentí alegría y alivio cuando decidió dar el paso y salir de la comodidad que a veces nos da no incursionar en la política partidaria, pues él y un gran equipo de hombres y mujeres decidieron pasar de las quejas, las denuncias y las críticas a la acción.

La vida me puso en circunstancias que me dieron la oportunidad de verle de cerca recorrer este duro, pero gratificante camino en su rol como congresista. Conozco al José Horacio que alza la voz en el hemiciclo, pero también al José Horacio en intimidad de lo cotidiano, al ser humano.

Por eso hoy, como amiga y como ciudadana, quiero dedicarle algunas palabras y hacerlo público para que nunca se les olviden y sepa donde encontrar respuestas cuando las necesite.

Mi querido “Dipu”, como cariñosamente te digo y seguiré diciendo:

Las mayores y más importantes lecciones aprendidas a mis 27 años las he conseguido en la pérdida. Los trabajos y proyectos que me han dado las mayores satisfacciones profesionales los he tenido que hacer en medio de la tristeza y luchando contra adversidad, porque mi sentido de responsabilidad siempre puede más. Esa misma responsabilidad que te ha llevado a donde estás.

Cada vez que me “guayo”, como digo yo, se renuevan mis fortalezas. Filtro, depuro y florezco.

Tu trabajo en el Congreso Nacional ha sido loable y riguroso; estás dentro de los diputados con menor ausencias; estuviste en cuantas comisiones pudiste siendo solo uno en tu partido Opción Democrática; nunca te alejaste de quienes te apoyaron con su voto porque nunca dejaste de ir a Los Kilómetros, La Yuca, El Manguito y los demás sectores de tu C1.

Ahí te vi siempre apoyando la lucha de las niñas y mujeres y la familia, materializado en la aprobación de la prohibición del matrimonio infantil y promoviendo el proyecto de ley, la extensión de la licencia de paternidad. También siendo asiduo y constante en la rendición de cuentas y nunca aceptando privilegios absurdos como las exoneraciones y el barrilito.

Lograste junto a los movimientos ambientalistas y la sociedad civil modificar el contrato de Fideicomiso de Pedernales garantizando la preservación de nuestras áreas protegidas.

También luchando por la modificación de la carga impositiva que muchos padecemos al pagar impuestos con altos niveles de inflación.

Por eso y muchas cosas más, posiblemente tengas tu teléfono reventado de mensajes y llamadas; por eso hoy los líderes de opinión, activistas, militantes y gran parte de quienes vivimos en la C1 nos lamentamos de tu ausencia temporal de hemiciclo los próximos cuatro años.

A pesar de eso, sé que no termina aquí, y no dudo que sigas consolidándose entre los principales líderes de la oposición y garantizando el contrapeso que es tan necesario en nuestro sistema democrático.

Mi querido José, nunca antes me había sentido tan orgullosa y honrada de las ideas que defendemos. Nunca antes me sentí tan afortunada de estar de este lado del camino. Haremos que suceda.

Con cariño y alto sentido de agradecimiento por impulsar la buena política,

Rami

Entradas relacionadas