Es fácil detectar a los chantajistas para los que se dedican a estudiar el tema de esta mala práctica desde personas que se dedican a la comunicación y a la prensa.
Aun cuando no hay que despreciar la profesionalidad de las campañas, muchas veces el intento de des meritar a un funcionario funciona como enjuague y termina por descubrir objetivos malsanos detrás de «periodistas» o «medios».
¿Por qué Chantaje?
El intento de desprestigiar a un funcionario llega por diferentes razones siendo la económica, el esfuerzo en que el funcionario llegue a «acuerdos» (lo «llame» [al periodista]) y mediante el proceso de puesta de «publicidad» «resuelva» el problema para que no le sigan enviando «fuego» (término de los pseudo periodistas para el ataque contra algo o alguien)
El otro motivo es el político. Muchas veces se necesita que el funcionario termine colocando a un «primo» en una posición X en la institución que dirige o bien el incumbente puede constituir una amenaza directa por su popularidad a una candidatura específica y los adversarios… detectar y mandar a «tumbarlo temprano».
En el presente gobierno se han incrementado los ataques pues existen algunos funcionarios que son «cerrados», no negocian, no se ceden a chantajes, llegaron a trabajar y aunque es claro que velan por su futuro político saben que solo el «hacerlo bien» los coloca en posición ventajosa siendo esto suficiente razón para que algunos pretendan dinero en mano, «mojando» a algunos periodistas para a veces sin coordinar o coordinados, comiencen sin piedad campañas denotativas.
Hoy los funcionarios tienen la dificultad que los medios si bien se han «democratizado» también permite que los chantajistas que antes los encontrabas en medios que cuidaban esporádicamente el prestigio de la marca, hoy estén sueltos e incluso, la propia diasporización y la competencia incrementa la necesidad de ser vistos que según la concepción de los periodistas sin ética, únicamente se consigue atacando.
Sin remedio los funcionarios en la actualidad deben tener equipos de trabajo que garanticen el buen desempeño, ser lo más transparente posible, ofrecer la mayor cantidad de datos de la institución y su manejo porque son servidores públicos y nada, absolutamente nada, tienen que ocultar, pero además tiene la obligación de al menos estar consciente del peligro que les asecha constantemente, la prensa del chantaje que no debe ser nunca ignorado su malsano esfuerzo.
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