Cómo las alpacas podrían ayudar a frenar el coronavirus

alpacasInvestigadores europeos exploran técnicas para reparar los daños pulmonares o bloquear al virus antes de que cause estragos

Los esfuerzos por diseñar una vacuna segura contra la covid-19 avanzan a toda marcha, pero los expertos coinciden en que probablemente pase como mínimo un año antes de que dispongamos de inmunización. Mientras tanto, científicos de toda Europa exploran formas ingeniosas —incluso con la ayuda de las alpacas— de emplear las técnicas más modernas de manipulación molecular para reparar los daños pulmonares causados por el coronavirus o para bloquear al virus antes de que cause estragos.

Investigadores del Karolinska Institute de Estocolmo, en Suecia, muestran su optimismo ante la posibilidad de que al menos una de las 124 vacunas en las que se está trabajando funcione. Sin embargo, la vacuna hay que administrársela a toda la población y obtener más de 7.000 millones de dosis es extremadamente complejo. De modo que han puesto sus miras investigadoras en un objetivo más accesible: anticuerpos “neutralizadores” que eliminan una infección después de haberse producido.

 

El proyecto CoroNAb se creó a mediados de febrero, cuando había 1.000 fallecimientos por covid-19 registrados en el mundo. “Contener la difusión del virus no es nuestro objetivo fundamental, ese barco ya se ha ido”, comentaba Benjamin Murrell, profesor adjunto del Departamento de Microbiología, y Biología Tumoral y Celular en el Karolinska Institute. “Nuestro objetivo es encontrar terapias que impidan la progresión de la enfermedad en un enfermo”, señala.

Terapias

Estas terapias adoptarán la forma de anticuerpos inyectados al paciente con una jeringa. Cuando alguien se infecta del nuevo coronavirus SARS-CoV-2, aumenta por lo general una respuesta de anticuerpos contra él, y en la mayoría de los casos estos anticuerpos contribuyen a eliminar el virus. Sin embargo, también es posible introducir en el organismo anticuerpos producidos en laboratorio para luchar contra la infección y dar lugar a una inmunización pasiva.

¿Y en qué se diferencian entonces la vacuna y los anticuerpos inyectados? Las vacunas se administran a personas sanas, haciendo que desarrollen sus propios anticuerpos, mientras que la terapia con anticuerpos se administra cuando la infección ya está presente y el paciente tiene dificultades para desarrollar su propia respuesta inmunitaria.

Los anticuerpos monoclonales (mAb por sus siglas en inglés) —es decir, anticuerpos que son clones idénticos entre sí— se han convertido en terapias eficaces contra varias afecciones médicas, como cánceres y trastornos autoinmunes, en las últimas décadas. Cada vez más, se consideran también una gran herramienta médica para luchar contra infecciones virales graves —como la covid-19— aunque hasta la fecha solo se ha aprobado un mAb con este fin. Otros muchos se encuentran en fase de ensayo clínico, incluido uno en el que trabaja Murrell.

Se desconoce aún en qué fase exacta de la infección debería tratarse con mAb a un paciente con coronavirus. “Habrá que estudiarlo en modelos animales o directamente en ensayos con humanos”, señala Murrell, que coordina el proyecto CoroNAb junto con otros investigadores de Dinamarca, Suiza y el Reino Unido. “Quizá se pueda tratar a alguien con terapia de anticuerpos monoclonales en una fase avanzada de la infección y aún así frenar el deterioro, o quizá no”, añade.

Dado que la potencia de los anticuerpos descubiertos es en parte fruto de la casualidad, tiene sentido que muchos grupos persigan el mismo objetivo

Dr Benjamin Murrell, del Karolinska Institute de Estocolmo

El equipo del Karolinska Institute que participa en el CoroNAb está creando anticuerpos monoclonales obtenidos de animales. A un animal se le administra un antígeno viral específico (las moléculas que interactúan con los anticuerpos corporales) para provocar una respuesta inmunitaria, lo que lleva a algunas células inmunitarias del animal a producir anticuerpos. A continuación, se aíslan las células que portan estos anticuerpos y se clona la secuencia genética del anticuerpo de cada célula en una forma circular de ADN que permite producir los anticuerpos en el laboratorio.
Alpacas

El equipo de Estocolmo centra sus esfuerzos de investigación en ratones, macacos Rhesus y alpacas. Las alpacas son camélidos (como los camellos y las llamas) y producen fragmentos de anticuerpos particularmente interesantes, conocidos como anticuerpos de “dominio simple”, que permiten un descubrimiento rápido de anticuerpos y su producción a gran escala, razón por la cual las ha escogido el equipo de CoroNAb.

Entradas relacionadas