Colombia es un país desigual: ocupa el segundo lugar de países menos equitativos en América Latina, según el Banco Mundial.
Y no solo en términos socioeconómicos, sino también en lo que se refiere al acceso a la propiedad, la educación y el empleo formal.
En 1985 el Estado intentó remediar eso a través de un sistema de estratificación social en el que los ricos pagaran por los servicios básicos de los pobres.
Pero el remedio no ha surtido efecto.
Desde entonces, los estratos se usan para muchas cosas más, y se han convertido en un sistema que segrega a los colombianos en términos sociales, culturales e incluso estéticos.
En este video nuestro corresponsal en Colombia, Daniel Pardo, explora por qué.