Río Bravo es una vía que toman los migrantes para evadir el control migratorio terrestre hacia Estados Unidos, sin embargo, supone peligros insólitos.
La frontera entre México y Estados Unidos ha dejado esta semana una imagen para la historia: la muerte de Óscar y Valeria, padre e hija salvadoreños que representan la realidad de cientos de migrantes del Triángulo Norte de Centroamérica que mueren cada año en las mismas circunstancias.
Las cifras varían entre una organización no gubernamental y otra, pero en promedio unos 376 migrantes murieron en 2018 en el intento de cruzar la frontera Sur de México hacia Estados Unidos, según datos de la organización Proyecto Migrantes Perdidos.
El tema migratorio ha sido históricamente recurrente para Estados Unidos, pero en el gobierno de Donald Trump lo ha sido aún más por el endurecimiento de sus políticas en la materia y un explícito discurso gubernamental que promueve la xenofobia.
El promedio anual de tránsito de migrantes por la frontera de México a Estados Unidos es de 300.000, pero solo este año entre enero y marzo alcanzaron esa cifra.
Río Bravo
Lo primero que hay que saber del Río Bravo es que no es navegable. Tiene más de 3.000 kilómetros de longitud y se encuentra en la frontera natural entre el norte de México y el sur de Estados Unidos.
Cruzar el río Bravo parece la forma menos problemática de llegar a Estados Unidos, en vista de las fuertes medidas de control migratorio que hay en la frontera terrestre. Pero no es más fácil.
El río tiene partes llanas, pero tiene otros tramos inesperados de 2,5 metros de profundidad. Hay cocodrilos, escombros que flotan por el río, sus niveles se elevan con la llegada del verano y se reabre la presa para irrigar los cultivos de Eagle Pass (Texas).
A todos los peligros, se suma que los migrantes cruzan en balsas improvisadas y con exceso de personas. Entre octubre de 2018 y comienzos de junio la Patrulla Fronteriza rescató a 315 migrantes que se encontraban en situaciones de peligro, mientras que el año anterior fueron rescatados 12.
La Bestia
El tren La Bestia, también conocido como «el tren de la muerte», transporta mercancía desde la frontera sur hasta la frontera norte de México, pero es tomado por miles de migrantes como una vía para acercarse a la frontera con Estados Unidos.
Muchos de los migrantes que abordan La Bestia resultan mutilados, lesionados y hasta muertos por abordar y/o saltar del tren en movimiento o caen entre los vagones por cansancio. El tren también es escenario de violaciones, secuestros, desapariciones y asesinatos.
En su historial de fatalidades, La Bestia registra muertes masivas por descarrilamientos. En 2013 murieron 12 personas tras el descarrilamiento en una zona cercana a Veracruz.
Niños muertos en custodia federal
En mayo de este año las autoridades estadounidenses confirmaron la sexta muerte de un migrante menor de edad en custodia federal en los últimos seis meses.
Después de las travesías, los migrantes capturados presentan deshidratación, exacerbación de enfermedades congénitas, neumonías y otras enfermedades, a los que la custodia federal presta atención médica, pero en algunos casos han alegado que «no tienen fondos suficientes» para prestar la atención requerida a todos.
«No podemos trasladar tan rápido como nos gustaría a los varones adolescentes para que tengan mejores cuidados», argumentó Kevin McAleenan, portavoz del Departamento de Salud en mayo pasado.
Centros de detención
Históricamente la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y otros entes pro derechos humanos han solicitado el cierre de los centros de detención de migrantes en Estados Unidos. Según un informe publicado por NBC News, al menos 24 migrantes han muerto en centros de detención en Estados Unidos desde que Donald Trump es presidente (enero 2017).
Las denuncias contra los centros de detención se han multiplicado y resaltan las condiciones inhóspitas con comidas y baños en mal estado, falta de atención médica para los migrantes, hacinamiento, entre otras.
En mayo pasado un inspector general del departamento de Seguridad Nacional encontró «peligroso hacinamiento y condiciones insalubres» en un centro de migrantes en El Paso, Texas, con capacidad para 125 personas, pero habían 900.