La Guerra Fría terminó hace tres décadas, pero algunas personas no se han dado cuenta y emprenden hoy una violenta cruzada en contra del «socialismo» en el planeta entero
¿Pero qué es exactamente el «socialismo»? ¿Es realmente tan maligno como dicen?
El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, dice que la gran disyuntiva hoy para los pueblos del mundo es entre la libertad y el socialismo, entre la responsabilidad personal y la dependencia gubernamental.
Pues aquí un dato para usted, señor Pence: el gasto militar de EE.UU. asciende a unos 590.000 millones de dólares al año, más que el total de los siguientes siete países juntos.
Cada año, EE.UU. utiliza Casi el 50 % de su gasto programable, —lo cual equivale, aproximadamente, a un 14 % de su presupuesto total— en asuntos militares.
¿Verdad, Mr. Pence? ¿Cómo en Venezuela, por ejemplo?
Al parecer, usted no está informado de que, en EE.UU., el 15 % de la población se encuentra debajo de la línea de pobreza, un porcentaje mayor al de decenas de otros países, incluyendo Francia, Canadá, Rusia, Hungría y Dinamarca.
En su propio país, cientos de miles de vagabundos están obligados a dormir en las calles y escarbar en la basura para su comida diaria.
Las escenas que retrató Jorge Ramos no ocurren solo en Venezuela, ¿eh? En EE.UU., el 25 % de los niños viven en condiciones de pobreza, lo cual coloca a este país en el sitio 34 de entre las naciones desarrolladas, detrás de todos los países europeos y también de Australia, Canadá, Japón y Nueva Zelanda.
¡Y sorpresa!
Esos países donde casi no hay pobreza y los niños crecen sanos son, precisamente, naciones donde el gobierno gasta menos en armamento militar y más en proveer servicios públicos de educación, de salud y de bienestar.
¡Así es, señor Pence! Eso que usted llama «socialismo» funciona para construir sociedades sanas y fuertes, una condición necesaria para que todos y todas, precisamente, puedan desarrollar libremente sus capacidades y sus planes de vida.
Entiendo que esto choca con su lógica, señor Pence. Al parecer, usted sigue viviendo en la época de la Guerra Fría, cuando se planteó una guerra a muerte entre dos sistemas radicalmente contrapuestos: el capitalismo y el comunismo. Pero le informo, señor vicepresidente, que el Muro de Berlín se cayó en 1989. ¡Hace 30 años!
Hoy queda claro que la única salida es a partir de una combinación sincrética y de apoyo mutuo entre los principios de igualdad y de libertad, entre la competencia y la justicia, entre el individuo y la colectividad. Le doy la bienvenida al siglo XXI, señor Pence, y le presento la modernidad. Nunca es demasiado tarde para aprender algo nuevo.