No tiene que ver con el emplazamiento de algunos despistados intelectuales para que Danilo Medina renuncie, no tiene que ver con el caso
Odebretch, ni tampoco con la ya insípida y aburrida forma de «venderse» al gran público mediante las gastadas «visitas sorpresas», ni con su acostumbrado mutismo con la prensa.
Es que el Danilo que asumió en el 2012, saliendo del evento en carro en vez de en jipeta entintada y opulenta; aquel hombre humilde que abrazaba viejitas con una sonrisa verdadera, simple… mutó.
Ahora su comitiva viaja al menos con cinco jipetas últimos modelos, costosas, gastadoras y a mucha velocidad.
A pesar de que las obras siguen a toda velocidad, por el bien del pueblo dominicano, parece que el personaje como tal ya no es el mismo, siendo «voz popu» que «no escucha a nadie», ni a quien le dice que posee funcionarios que cierran a todos.
El Danilo humilde ya no existe.
Muchos de los que trabajaron por Danilo se quejan de que no han recibido ni el agradecimiento y que si se proponen tras reelección ya no será igual, aunque se niegan a aceptar que apoyarían a otro candidato como protesta…
Mientras, durante su mandato, a medida que subia su popularidad bajaba dentro del PLD, frente a la queja continuada de sectarismo e intolerancia de parte de la militancia para con su anillo más cercano.
El panorama político sufre se encuentra en un momento difícil, donde la oposición se vislumbra desorientada, errática y con 100 cabezas que no se ponen de acuerdo ni e su guía tan siquiera, mientras dentro del PLD aparecen propuestas a destiempo y algunas disparatadas… incluso.
El PLD como partido tiende a unirse, aun en las peores circunstancias. Sin embargo, algo es consenso, y es que en caso que Danilo sea la opción ya no será el mismo, ya no saldrá en carro «modesto» en vez de en jipeta, ya no podrá asombrar a nadie con su modestia desmedida pues ni simularla podrá…no se si es bueno o malo, conveniente o no, pero el «Danilo» que conocíamos sufrió una metamorfosis.
