En un contexto de un debate presidencial sesgado por parte de las oligarquías económicas que, como parte del statu quo, prefieren mantener políticos «conocidos», despreciando a los candidatos «menores», que podrían tener personas tan capaces o incluso más que los «grandes», para el intercambio de ideas, prevalece el dilema de si «Luis sería capaz de enfrentar la grandeza discursiva de Leonel», preparado en cifras y en exposición al público.
Leonel se ha destacado por dar discursos y por prepararse intelectualmente, frente a otros que apenas atienden WhatsApp y creen que Wikipedia es confiable. Sin embargo, es bien sabido que un debate no es unidireccional, sino que podría haber intercambios, «tiraderas», y discusiones. En ese sentido, la comparación entre los 3 años y medio de mandato de Luis, entrando en pandemia con el mundo detenido, y las repercusiones posteriores, frente a los 12 años de ejercicio presidencial de Leonel, podrían ser clave para justificar la gestión del actual presidente frente a los millonarios creados en épocas cuando el líder verde gobernaba.
Es cierto que Leonel llevó a cabo proyectos de gran envergadura, como la construcción de elevados y metros, y que Danilo fue el artífice de los teleféricos. Sin embargo, también es cierto que Luis, en solo 3 años, ha construido dos sistemas de teleféricos, comenzó y lleva adelante la construcción de una línea de metro (superando en este tipo de obras a Danilo en sus 8 años) y está trabajando en la creación del monorriel de Santiago. En términos de obras, 3 años y medio comparados con 12 años, es necesario hacer un balance y una comparación objetiva.
Luis ha demostrado no ser la «tayota» insípida que vendieron, sino que ha liderado un gobierno inteligente, sacando del tren gubernamental a aquellos que «se portan mal». Contrariamente a Leonel, quien permitió que estos individuos se enriquecieran con impunidad. Si bien Leonel creó las bases institucionales para combatir la corrupción, no tomó medidas efectivas al respecto, mientras que Luis sí lo hizo, incluso colocando en «Compras y Contrataciones» a un hombre «apartidista» que obedece, en teoría, a los intereses que realmente mandan en la República Dominicana y son «supranacionales».
A pesar del poder discursivo de Leonel, comparado con la «media» de la clase política dominicana, que incluye a algunos personajes iletrados, podría pronosticarse que Luis perdería en un frente a frente. Sin embargo, un debate es un debate, y cada participante se prepara y organiza las arremetidas y las estrategias. El actual presidente ha demostrado que sabe sortear los ambientes adversos cuando no le son favorables, lo cual es un aspecto importante en el «timing» de un intercambio. Por lo tanto, aunque saber «discursear» es necesario, no es imprescindible, ya que los debates no son más que puestas en escena para alimentar morbos televisivos.
Sorprendió a muchos que el presidente accediera a debatir, creer que Luis no se siente preparado para un enfrentamiento conceptual con Leonel sería pecar, otra vez, de ingenuidad.