Los de arriba, Gobierno y Oposición, intercambiaron el podium pero no los lugares de honor, ellos, y solo ellos ocupan la mesa directiva.
Ahí están los partidos del sistema, los mayoritarios y un poco más abajo los bisagras que van desde bien intencionados ideológicamente pero inútiles a la hora de convocar el voto hasta los insípidos en discursos pero manejadores del dame lo mio en cualquier bando, en cada proceso electoral, los camaleones de siempre.
Al final, pagan justos por pecadores.
Los «poderes» secuestrados, la prensa cómplice detrás de cada noticia sin sentido, entrevistando a los actores de siempre, incluso le llaman tour… ir de canal en canal hablando lo mismo, sabiendo que aburren, que lo ven dos personas pero que no es de eso que se nutren sino con el inundar las redes del status cuo comunicacional del llamado cuarto poder que dan voz a los que siempre han tenido voz y no se la dan al pequeño porque esos «nadie los conoce».
La democracia ha sido secuestrada por los políticos de arriba, los medios de arriba, los otros poderes de arriba que le tienen terror a las caras nuevas, a los bukelazos, a los generales jóvenes que caen bien y a los que se reúnen en la plaza de las banderas una noche cualquiera.
La Ley de Partidos fue secuestrada, el PLD de aquel momento pactó primero a lo interno, cómplices todos, luego, entonces, se sentaron con la oposición y tomaron vinos juntos, se repartieron sus quereres, renovaron sus alianzas y los discursos para vender hacia afuera que se odiaban para así alimentar el pan, el circo y parieron un adefesio que viola la Constitución y los más sagrados deberes elementales que no permite ni que la mujer sea elegida libremente ni que movimientos pequeños tengan representación en las mesas.
El partido que no es capaz de pagar delegados se queda fuera toda vez que ahí es donde se hace el fraude, ahí es donde se decide todo, el voto ciudadano cuan papel sanitario usado solo sirve para tirarse.
El sistema no aguanta más.
Las pasadas elecciones le costó un riñón al país y aun así el fraude estaba montado con computadoras y al fallar, entonces el viejo «palito» hizo su presencia para hacer los mismos chistes que toda la vida, ese al que algunos le llaman democracia.