El presidente de Colombia comienza un gran diálogo nacional al que no han sido invitados los principales organizadores de la huelga del jueves
Mientras los colombianos mantenían viva este domingo la llama de la protesta social contra el Gobierno de Iván Duque, en al cuarto día consecutivo de marchas y cacerolazos, el presidente echó a andar la que ha llamado una “conversación nacional”. El diálogo, con el que intenta atajar el descontento, comenzó este domingo en la Casa de Nariño –la sede de Gobierno– con los alcaldes y gobernadores elegidos en los comicios del 27 de octubre y continuará este lunes con un encuentro con diferentes sectores de la sociedad civil.
Presionado por las marchas y concentraciones que no cesan, Duque adelantó el diálogo previsto inicialmente para el miércoles, y entre sus interlocutores estuvieron los futuros gobernantes de Bogotá, Cali y Medellín, ciudades donde hubo un seguimiento masivo de las protestas y que a partir de enero estarán en manos de la oposición. Con ellos conversó sobre educación, salud, paz o infraestructura, según ha asegurado presidencia en un comunicado en el que no se han concretado los avances del diálogo.
Duque, que atraviesa una profunda crisis de popularidad —su partido perdió en las principales ciudades en las elecciones de octubre—, considera que el diálogo es un “espacio propicio para generar más confianza entre los ciudadanos y sus instituciones y construir una hoja de ruta que acelere el trabajo para cerrar la brecha social”. El mandatario, que no se ha referido todavía a las reivindicaciones de los sindicatos y las organizaciones sociales, ha sido criticado por no incluir en la conversación a los principales promotores del paro nacional del jueves, cuando comenzaron las manifestaciones en el país. La Casa de Nariño anunció que hasta el 15 de marzo los colombianos podrán presentar sus propuestas alrededor de seis grandes temas: crecimiento con equidad, transparencia y lucha contra la corrupción, educación, paz con legalidad, medioambiente y fortalecimiento de las instituciones.
Al final de la reunión, Claudia López, la alcaldesa electa de Bogotá y opositora a Duque, apuntó que Colombia, y en particular los jóvenes, tienen demandas muy concretas en temas como educación y empleo que deben ser atendidas. “¿Un pacto para relegitimar al poder? No veo que esa sea la causa por la que esté marchando nadie hoy en Colombia. Al contrario, resolver las necesidades de los colombianos más humildes, profundamente rurales y excluidos, y de los jóvenes, y responder a sus expectativas, eso va a legitimar a las diferentes formas de poder en Colombia”, advirtió al final de la jornada. “El diálogo tiene que ser para con humildad reconocer errores, hacer cambios y concesiones, de lo contrario no va a ser un diálogo que lleve a nada concreto sino a más frustraciones», aseguró López. Por su parte, el alcalde de Medellín, el antiuribista Daniel Quintero, sorprendió con la propuesta de una Asamblea Nacional Constituyente “que resuelva la polarización y nos permita encontrarnos como sociedad”, una idea que ningún sector de los manifestantes ha planteado hasta el momento y que ha levantado aireadas críticas.
«Presidente Duque sea serio. A quien debe convocar es al Comité Nacional de Paro, conformado por las organizaciones convocantes de esta magna movilización», señaló el presidente de la Central Unitaria de Trabajadores de Colombia (CUT), Diógenes Orjuela, a pesar de que las reivindicaciones de las protestas van ya mucho más allá que las planteadas en un inicio por las organizaciones de trabajadores. El dirigente sindical le pidió al mandatario que «no se invente interlocutores» y convocó a nuevas movilizaciones.
Mientras se producía el diálogo, la atención se concentró en el Hospital San Ignacio, donde está ingresado con pronóstico reservado Dilan Cruz, el joven de 18 años que recibió el impacto de una bomba aturdidora por parte de la policía. Además de en el centro hospitalario, donde se han agolpado decenas de estudiantes en protesta por la represión policial, en varios puntos de Bogotá y otras ciudades se volvieron a reunir multitudes para corear lemas como “sin violencia”. La amalgama de reclamos de los manifestantes incluye, además del rechazo a las políticas económicas frente al empleo y las pensiones, mayores fondos para la educación pública, el cumplimiento integral del acuerdo de paz con las FARC y el cese de los asesinatos de líderes sociales, indígenas y excombatientes. Las movilizaciones siguen convocadas para este lunes, cuando el clamor social de estos días se unirá a las marchas programadas para celebrar el día internacional contra la violencia hacia las mujeres.