Ecuador y Colombia preparan una acción militar contra los secuestradores de dos periodistas y su chófer

ecuador colombiaLos dos países se encuentran en vilo por la posible muerte de los raptados en la frontera

Los Gobiernos de Ecuador y Colombia preparan una acción militar contra los secuestradores de dos periodistas y un chófer, raptados hace 18 días en la frontera entre ambos países. Los Ejecutivos advirtieron este jueves que actuarían sin contemplaciones si no tenían noticias del equipo de prensa en 12 horas. A las 10.50 (hora en Ecuador y Colombia) se daba por terminado el plazo que concedió el presidente Moreno para que se presenten pruebas de vida de los tres secuestrados. Según el secretario de Comunicación del Gobierno, Andrés Michelena, se ha recibido nueva información sobre ellos y «se está evaluando». Se espera la comparecencia del presidente de Ecuador en minutos, cuando se vence el plazo establecido.

 

Entretanto, Colombia ha enviado a Quito al, ministro de Defensa, al comandante general de las Fuerzas Militares de Colombia y al director de la policía que se incorporan al Comité de Seguridad preparado desde las 10 de la mañana. El presidente colombiano Juan Manuel Santos acaba de aterrizar en Lima para asistir a la Cumbre de las Américas y espera el comunicado oficial de su homólogo ecuatoriano.

«Se han desplazado ya a la frontera los suficientes equipos necesarios para implementar las acciones que se decidan», ha adelantado Michelena sin poder más detalles de las operaciones que se están evaluando.

El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, dilató la noche del jueves la incertidumbre sobre la posible muerte de los tres trabajadores del diario El Comercio. «Doy un plazo de 12 horas a estos narcos para que nos entreguen la prueba de la existencia de nuestros patriotas», afirmó el mandatario en una comparecencia convocada a los pocos minutos de aterrizar en el aeropuerto Mariscal Sucre de Quito de regreso de la cumbre de las Américas que se celebra en Lima. «Caso contrario, iremos con toda la contundencia y sin contemplaciones para sancionar a estos violadores de todos los derechos humanos».

Con cara de angustia y rabia, al borde de las lágrimas, el mandatario amenazó a quienes hicieron circular tres fotografías en las que, presuntamente, aparecen los cuerpos de los dos periodistas y su chófer que fueron apresados por grupos armados irregulares el pasado 26 de marzo. “Vamos a darles lucha en el campo que ellos han escogido y los vamos a derrotar”, advirtió, pero sin confirmar ni desmentir la veracidad de las imágenes difundidas.

Moreno habló con su homólogo colombiano, Juan Manuel Santos, quien le confirmó su respaldo. «Le reiteré que tiene y tendrá todo mi apoyo, el de nuestras Fuerzas Armadas y del pueblo colombiano», escribió en Twitter. El secuestro de los informadores lleva días manteniendo en vilo a las autoridades y a los ciudadanos de los dos países andinos. Se trata de Javier Ortega, periodista de 32 años, que fue raptado el 26 de marzo junto al fotógrafo Paúl Rivas, de 45, y el conductor Efraín Segarra, de 60.

Los medios pidieron más claridad al presidente, que solo pudo indicar que el Gobierno necesita “ese plazo para empezar a tomar acciones”, ante “el temor de que la ausencia sea definitiva”. Dos horas antes, el ministro de Interior ecuatoriano, César Navas, compareció junto al responsable de criminalística que había analizado las tres imágenes y también evitó confirmar o desmentir el desenlace de los periodistas. Se fue entre abucheos de los periodistas. El coordinador de Criminalística, Fausto Olivo, aseguró que había altas probabilidades de que los cuerpos que aparecen en las fotografías sean el de los tres secuestrados, dadas las coincidencias en la ropa y en el único rostro que se puede ver, pero que no se podía dar una respuesta “concluyente”.

El expresidente de Ecuador Rafael Correa salio en apoyo del equipo de prensa secuestrado tras días de silencio casi absoluto, «En estos momentos debemos superar cualquier diferencia para que se haga justicia por el asesinato de Javier, Paúl y Efraín», escribió en Twitter. «Y, sobre todo, para garantizar la seguridad en nuestro país, y que nunca más nos falten ni tres, ni nadie. Nuestro abrazo fraterno a sus familias».

Los tres fueron secuestrados al adentrarse en la conflictiva zona de Mataje, al norte del país, para hacer un reportaje sobre el clima de violencia la provincia fronteriza de Esmeralda, donde las bandas de narcotraficantes se mezclan con los grupos de disidentes de las FARC que no se acogieron al proceso de paz. Desde entonces, sus familiares han mantenido una lucha diaria para que la preocupación por los tres secuestrados no fuera enfriándose con el paso de los días. Los secuestradores filtraron un vídeo, como prueba de vida, hace una semana en la que daban a conocer sus dos peticiones para liberar a los ecuatorianos: que se haga un canje por tres miembros de su grupo detenidos en los últimos meses y que Ecuador suspenda el convenio de cooperación con Colombia para luchar contra el narcotráfico.

Este jueves la cadena colombiana RCN recibió unas imágenes que corresponderían a los cuerpos de los informadores. Las envió a La Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), que a su vez las entregó al vicepresidente del país andino, el general Óscar Naranjo. Una hora después, este respondió «que se está dando trámite para hacer las verificaciones correspondientes». También llegaron a la organización Fundamedios que procedió, como sus pares colombianos, y las remitió a las autoridades.

Horas antes la Comisión Interamericana de Derechos Humanos había emitido «medidas cautelares» a favor de los tres periodistas secuestrados. «Esta decisión ordena a los Estados ecuatoriano y colombiano» a hacer lo necesario «para salvaguardar la vida de los tres periodistas, garantizar que estos puedan desarrollar sus actividades periodísticas sin intimidación, amenazas u otros hechos de violencia e informar sobre acciones adoptadas para investigar los hechos».

Desde el principio, las autoridades ecuatorianas achacaron el secuestro a grupo relacionados con el narcoterrorismo, liderados por el disidente de las FARC Walter Arízala, a quienes responsabilizan también de la ola de violencia que vive el lado ecuatoriano de la frontera norte desde finales de enero. El primer aviso fue un coche bomba que estalló frente al cuartel de la policía de San Lorenzo, dejando una treintena de heridos y casi medio centenar de casas destruidas.

El miércoles circuló también en redes sociales un supuesto comunicado atribuido al frente Oliver Sinisterra, controlado por el guerrillero disidente de las FARC, conocido como Guacho. En él se aseguraba que su banda había asesinado a los periodistas tras una intervención de las fuerzas militares.

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