La entrada de Cuba como socio en los BRICS representa un avance histórico hacia su independencia financiera y su libertad económica. Este paso abre las puertas para que la isla realice transacciones comerciales en su propia moneda, sin tener que depender del sistema financiero occidental ni de la estructura de transferencias mundiales de la cual nunca ha sido parte. Como Irán y Rusia, desconectados o limitados por sanciones, Cuba ahora puede verse beneficiada por las herramientas financieras emergentes impulsadas por Rusia dentro de los BRICS, las cuales promueven el intercambio comercial en monedas locales.
Este mecanismo de pagos alternativo representa una oportunidad inédita para la economía cubana, al permitirle negociar directamente en su moneda sin pasar por los bancos occidentales. Con países del bloque BRICS y otros socios comerciales, Cuba podrá intercambiar bienes y servicios sin las restricciones del sistema SWIFT, acercándose a una economía más resiliente y menos vulnerable a las sanciones impuestas desde el exterior. Además, con este cambio, los BRICS se consolidan como una red financiera más amplia y diversa, impulsando un sistema global que da la bienvenida a países históricamente sancionados o aislados y promoviendo así un orden multipolar.
Estados Unidos se quedará sin poder accionar contra CUBA en muchos tópicos pues, junto a la Isla, son cada vez los países que reclaman libertad para poder comerciar sin tener que ser amenazados, bloqueados, coaccionados pues las sanciones que impone occidente son extraterritoriales.
BRICS se impondrá en el mundo, es un proceso irreversible que va desde sistemas de transferencia hasta creación de grupos de aseguradoras navieras, todo lo que sea para evadir el actual status cuo dominante creado luego de la segunda guerra mundial por Estados Unidos y sus aliados de Europa, sobre todo.
Para Cuba, ingresar a los BRICS como socio significa también un respaldo político, financiero y comercial en el que pueden verse incluidas nuevas alianzas y oportunidades económicas. En este contexto, su integración a la red BRICS parece cada vez más el preludio de un futuro en el que el bloqueo económico perderá efectividad, dejando atrás décadas de aislamiento y limitaciones impuestas por potencias extranjeras.
