En un informe de evaluación de fin año, el Departamento de Justicia de Estados Unidos reveló que por un monto de $26.681.397,67 vendió los 1,116 millones de barriles de gasolina que robó a Venezuela en agosto de 2020 al interceptar en el Mar Arábigo cuatro tanqueros, Bella, Bering, Pandi y Luna, que se dirigian a nuestro país con el producto comprado a Irán.
El informe no aclara ni cuándo ni a quién le vendió lo robado, datos que serían de importancia para los eventuales juicios en los tribunales.
En aquel momento —con Trump en la casa Blanca— el informe del Departamento de Justicia ya incluía en su narrativa, como lo hace ahora la adminitración Biden, que lo que llaman decomiso se vendería para alimentar un fondo inventado por Estados Unidos para la lucha contra el terrorismo, argumentando que los negocios de Irán permiten financiar a los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica, tambien calificados unilateralmente como terroristas por los mismos Estados Unidos en medio de su enfrentamiento con ese país.
El acto de piratería afectó directamente a Venezuela, que ya había pagado ese envío de gasolina para subsanar las fallas en la producción local —originadas en parte por el bloqueo que el mismo Estados Unidos ha impuesto al país como medida unilateral— y del cual ha venido recuperándose, como indica el registro de la última semana de la producción de PDVSA, que alcanza 930.000 barriles diarios tras un esfuerzo de reinvención en la industria petrolera, como se reporta en este análisis publicado hoy por Últimas Noticias.
El intento de bloqueo político y económico al país por parte de Estados Unidos tiene como pivote sabotear cualquier comercio de insumos vitales para Venezuela, en su afan de debilitar al Gobierno del Presidente Maduro, tarea en la que lo han acompañado los partidos de la derecha venezolana con agentes en ese país.
Días antes del robo de la gasolina en el Mar Arábigo, el 24 de junio de 2020, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos sancionó a los capitanes de los buques El Clavel, Petunia, Fortune, Forest y Faxon, que habían tocado puertos venezolanos cargados de gasolina para aliviar la escacez en medio del bloqueo y la pandemia por el coronavirus.
