Los buitres se pasan su vida planeando en el cielo gracias a su facilidad para mantenerse en el aire
El buitre, a pesar de que su nombre se asocia a determinadas personas no demasiado honestas, sin embargo, es un animal que realiza una importante labor de limpieza en los ecosistemas, ya que se alimentan de la carroña o carne descompuesta, especialmente de los animales muertos, con lo que consiguen erradicar muchas enfermedades que estos cadáveres abandonados en el campo pueden trasmitir. Para recordarnos su labor benéfica en la naturaleza y del peligro de extinción que sufren, el próximo 4 de septiembre se celebrará el Día Internacional del Buitre.
El cóndor de los Andes, de la familia de los buitres, es considerado sagrado para muchas culturas andinas Rey de los Andes y símbolo emblemático en las naciones ligadas a esta cordillera.
El ornitólogo Juan Carlos Del Moral afirma que «en determinadas zonas de la cordillera del Himalaya, los cadáveres de las personas se ponen a disposición de la alimentación de los buitres».
En todos los continentes, del Moral afirma que «los buitres viven de la misma forma gracias a sus grandes envergaduras y se pasan su vida planeando en el cielo gracias a su facilidad para mantenerse en el aire, donde pueden volar miles y miles de kilómetros para encontrar animales muertos con los que alimentarse».
Juan Carlos del Moral, ornitólogo y Coordinador de programas de Ciencia Ciudadana de SEO BirdLife, explica a EFE cómo es la vida de los buitres, su relación con los seres humanos, en la tradición de pueblos indígenas, y su imprescindible labor de limpieza en los ecosistemas como parte que son de la cadena trófica de la naturaleza.
En algunos países, «antiguamente y no hace demasiado tiempo, en la década de 1970, por ignorancia, seguramente, gente que vivía en el campo envenenaban sus animales domésticos muertos para, a su vez, matar a los buitres que rápidamente se afanaban por devorar a ese animal. Pero la legislación ha cambiado y ahora se protege a esas aves», afirma del Moral.
La relación entre el buitre y los seres humanos
Pero, no en todas partes ha sucedido siempre lo mismo, pues, por ejemplo, el cóndor andino, de la familia de los buitres, que ha poblado históricamente Sudamérica, es considerado sagrado para muchas culturas andinas, Rey de los Andes y símbolo emblemático en las naciones ligadas a esta cordillera.
«En América, el cóndor de los Andes cría a lo largo de toda la cordillera andina y costas adyacentes del Pacífico, en el oeste de América del Sur. Con una envergadura de entre 100 y 130 centímetros resulta ser el buitre más grande de este continente, seguido de otros más pequeños similares al alimoche español, de mediano tamaño y muy ligados a las poblaciones humanas y a los bosques, especialmente en Sudamérica y Centroamérica».
«Se distinguen de los del resto de continentes por sus colores oscuros, algunos completamente negros o grises, excepto una especie de pequeño tamaño que tiene el plumaje de color blanco, bastante escaso y que cría sólo en zonas boscosas», indica el ornitólogo.
Otro de los casos excepcionales en la relación que existe entre poblaciones y los buitres se encuentra en la India, donde, dice del Moral, «en determinadas zonas de la cordillera del Himalaya, los cadáveres de las personas se ponen a disposición de la alimentación de los buitres».
En el Tibet, a más de 4.500 metros de altitud y de acuerdo con la creencia parsi (grupo etnorreligioso del norte de la India), los muertos son entregados a los buitres desde hace más de 5.000 años en un rito introducido por los nómadas en tiempos de Zaratustra. El cadáver es descuartizado por el sacerdote (rogyapa) y sus restos son depositados sobre una piedra, altares que denominan «torres del silencio», a disposición de los buitres. Sólo cuando las aves han terminado de comer se considera que el alma del fallecido ha ascendido a los cielos.
Del Moral afirma que «en esa zona de la cordillera del Himalaya, los parsis brindan los cadáveres a los buitres para que formen parte de la naturaleza y se integren en el medio ambiente. Es una relación muy estrecha y espiritual que mantienen los seres humanos en esa zona con los animales».
Sin embargo, según explicaba ya en el año 2006. R.D. Jakati, director del departamento de Fauna del estado indio de Haryana, «más del 97 % de los buitres de la India han muerto», debido al ´diclofenac´, un fármaco suministrado al ganado de forma generalizada, porque es un antinflamatorio barato y previene diversas enfermedades, pero que provoca la muerte de los buitres que se alimentan de los cadáveres del ganado.
La extinción que les asecha
Según el ornitólogo, «en el continente americano, frente a las 15 especies de buitres que hay en Europa, África y Asia, se contabilizan muchos menos y entre ellos es el cóndor el que se encuentra en mayor peligro de extinción».
Juan Carlos del Moral refiere que «entre las aves, los buitres son de las especies más longevas, pueden llegar a vivir 15 años, mientras que los pajaritos viven entre 2 y 3 años, y las aves de tamaño intermedio no llegan a diez».
En América, las especies son completamente diferentes a las de origen europeo, asiático o africano, donde no son ni siquiera del mismo género. «El de mayor envergadura en América es el buitre negro, al que pertenece el cóndor de los Andes, también carroñero y con el pico prácticamente igual que el buitre leonado europeo y con la misma estructura. Pero, estas aves americanas han tenido una evolución diferente».
Velando por la salud de la naturaleza
En todos los continentes, del Moral afirma que «los buitres viven de la misma forma gracias a sus grandes envergaduras y se pasan su vida planeando en el cielo gracias a su facilidad para mantenerse en el aire, donde pueden volar miles y miles de kilómetros para encontrar animales muertos con los que alimentarse. Ellos no son predadores, por lo que nunca matan animales, así la existencia de los buitres resulta ser de un gran beneficio para mantener limpios los ecosistemas, al impedir que los animales muertos generen epidemias o infecciones que se propaguen».
Para ello, los buitres están dotados de un resistente aparato digestivo que les protege de las posibles enfermedades infecciosas que les puedan trasmitir los cadáveres. Además, para protegerse del calor segregan una sustancia formada por orina y heces que les ayuda a inmunizarse contra bacterias y virus.
Pero…, ¿por qué el buitre se ha convertido en una etiqueta utilizada para definir a algunas personas? Juan Carlos del Moral nos descubre su sentido: «Efectivamente, porque cuando el buitre encuentra una carroña muchos de ellos se tiran y pelean entre ellos para conseguir el máximo a bocados y de una forma un tanto grosera, antes de que se lo quite otro».
«Sobre el cadáver del animal muerto pueden llegar a posarse 50 buitres. De ahí que la persona que está al acecho para encontrar su botín e impedir que los demás se lo llevan, se ´tira a saco´ para conseguir lo máximo posible, y entonces es calificado de ´buitre´», concluye Juan Carlos del Moral.