Los astrónomos afirman que no hay probabilidades de que este gigante de 160 kilómetros de longitud choque contra nuestro planeta, y aseguran que será una oportunidad única para observar a este cuerpo llegado desde los confines del Sistema Solar
Un cometa tan grande que al principio se confundió con un planeta enano se acerca al Sistema Solar interior desde los confines de nuestro vecindario cósmico. Con una longitud de 160 kilómetros de longitud, siete veces más grande que la luna marciana Fobos, los astrónomos creen que C / 2014 UN 271 (Bernardinelli-Bernstein) tiene todas las papeletas para ser el cometa más grande jamás visto por la tecnología humana.
A pesar de su tamaño y su trayectoria, no debemos preocuparnos: el cometa Bernardinelli-Bernstein no llegará más cerca de la órbita de Saturno, por lo que un posible choque está descartado. Sin embargo, esta sí que será una oportunidad única para estudiar un objeto prístino de la Nube de Oort, una agrupación de más de 100.000 cuerpos compuestos por roca, hielo y polvo que se encuentran más allá de Plutón y que, se cree, pueden tener las claves para comprender la formación del Sistema Solar.
«Tenemos el privilegio de haber descubierto quizás el cometa más grande jamás visto, o al menos más grande que cualquier otro bien estudiado, y haberlo detectado lo suficientemente temprano como para que la gente lo vea evolucionar a medida que se acerca y se calienta», afirmó a principios de este año uno de sus descubridores, el astrónomo Gary Bernstein, de la Universidad de Pensilvania. «No ha visitado el Sistema Solar en más de 3 millones de años», aseguró en relación a su órbita.
Mirando hacia supernovas y cúmulos de galaxias
Es complicado para la tecnología humana ver con detalle más allá del Cinturón de Kuiper, una región más cercana que la Nube de Oort que se desarrolla desde la órbita de Neptuno, y donde se encuentran los llamados Objetos Transneptunianos (TNO por sus siglas en inglés). Aunque se tiene una idea general de cómo es su arquitectura, esta zona oscura aún guarda muchos secretos, como este cometa gigante.
De hecho, fue encontrado gracias al Dark Energy Survey (DES), una iniciativa creada para escudriñar objetos mucho más lejanos (si bien más brillantes) como supernovas o cúmulos de galaxias, y poder calcular la tasa de aceleración de la expansión del Universo, que se cree está influenciada por la esquiva energía oscura.
Sin embargo, la profundidad, amplitud y precisión de la encuesta, que se desarrolló entre 2013 y 2019, resultó ser muy buena para identificar objetos en el Sistema Solar exterior, más allá de la órbita de Neptuno, a unas 30 unidades astronómicas del Sol: a principios de este año, un equipo de científicos reveló que había descubierto 461 objetos previamente desconocidos, entre ellos este cometa gigantesco. Y es ahora cuando el mismo grupo acaba de hacer público un estudio en el sitio de preimpresión ‘ ArXiv’ y aceptado para su publicación en la revista ‘The Astrophysical Journal Letters’ donde se brinda más información sobre este enorme cuerpo.
«Concluimos que C / 2014 UN 271 (Bernardinelli-Bernstein) es un cometa ‘nuevo’ en el sentido de que no hay evidencia de un acercamiento previo a más de 18 unidades astronómicas del Sol desde la eyección a la Nube de Oort -escriben los investigadores-. De hecho, este puede ser el cometa más prístino jamás observado, ya que lo hemos detectado antes de que entre en la órbita de Urano, y es posible que nunca lo haya hecho en ninguna órbita anterior».
Según el análisis del equipo, el comenta Bernardinelli-Bernstein inició su viaje hacia el interior a una distancia de alrededor de 40.400 unidades astronómicas del Sol; es decir, llega desde las profundidades de la Nube de Oort. Cuando fue descubierto, el cometa estaba a una distancia de alrededor de 29 unidades astronómicas del Sol. Su aproximación más cercana al Sol ocurrirá en 2031, cuando alcance una distancia de 10,97 unidades astronómicas. Como dato: la órbita de Saturno tiene una distancia media de 9,5 unidades astronómicas.
La observación de un gigante
Pero, a pesar de su gran tamaño, incluso en su momento de máxima cercanía a la Tierra, no podremos verlo a simple vista. Lo que sí será es una increíble oportunidad para ‘retratarlo’ con nuestros ojos tecnológicos, los telescopios más potentes que podamos usar. Los científicos esperan que aprender más sobre su composición y que nos revele pistas sobre los inicios del Sistema Solar y sus lejanos confines, ya que se cree que estas rocas heladas han permanecido más o menos sin cambios desde que se formó nuestro entorno, hace unos 4.500 millones de años.
Pero, hasta entonces, los astrónomos no estarán de brazos cruzados. De hecho, ya han podido detectar signos de su coma, o cómo desprende partículas cuando el hielo de su superficie empieza a sublimar por la acción del calor solar. Su visita, sin duda, será muy provechosa para la ciencia.