El genial guión del juez Vargas

Juez Vargas
Juez Vargas

“Esto es extraordinario, no sabía que era tan cómodo”, disparó en aparente tono inocente el juez José Alejandro Vargas al entrar a la reunión del Consejo de la Magistratura por donde desfi – laron los jueces que aspiraron a ser parte de la Suprema Corte de Justicia y el Tribunal Superior Electoral para ser evaluados. Se refería al sillón con características palaciegas en donde depositó su anatomía, no para someterse al cuestionamiento de los “consejeros”, sino para declinar sus aspiraciones.

 

En principio pensé que se trataba de una expresión espontanea.

Pero no. A medida que avanzaba en su intervención yo descubría que se trataba de un guion sutil que pretendía, desde su estrategia, desenmascarar la hipocresía defecando en el escenario fl ores de plástico con una retórica alimentada, a base de cálculo, por un torrente de conceptos exprimidos del lenguaje jurídico y ornamentados por el literario; del que se auxilió con maestría, para dar un puñetazo noqueador vestido de pies a cabeza de lección política y de vida, al soltar entre sus dardos, fríos y letales, la idea de que nada dura para siempre y que lo único perenne es el cambio.

Escrito por Manolo Pichardo

CAJITA CONVERTIDORA

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