El segundo juicio político a Donald Trump ya está en marcha. Según dicen los demócratas en la hoja de cargos presentada ayer en el Capitolio, «el presidente Trump puso en grave peligro la seguridad de Estados Unidos y sus instituciones. Amenazó la integridad del sistema democrático, interfirió en el traspaso de poderes y puso en peligro otra rama de gobierno. De ese modo, traicionó la confianza depositada en él como presidente, en perjuicio manifiesto del pueblo de EE.UU.» El único cargo contra el presidente es de «incitación a la insurrección».
La recusación del presidente en el proceso de «impeachment» tiene el apoyo ya de 218 de los 222 diputados demócratas. Pero antes de llevar los cargos al pleno, la presidenta de la Cámara de Representantes le ha dado al vicepresidente Mike Pence un ultimátum: sólo votarán la reprobación si antes el gabinete de Trump no le ha declarado incapaz ateniéndose a la enmienda XXV de la Constitución, que permite destituir de ese modo a un presidente enajenado o enfermo.
Pence tiene de límite hasta el miércoles. Sólo entonces Pelosi llevará los cargos al pleno de la Cámara. Así, Trump será el segundo presidente en la historia de la nación en haber sido sometido al «impeachmet» en dos ocasiones, y además en un solo mandato, todo un récord. La demócrata intentó que la Cámara aprobara una resolución instando a Pence a que declarara a su jefe incapaz, pero los republicanos se opusieron. Tampoco parece que Pence esté por declarar a Trump incapaz, lo que le convertiría en presidente por solo unos días.
Según lamentó Pelosi en un comunicado en que no se dejó nada en el tintero, «los republicanos de la Cámara de Representantes rechazaron esta propuesta para proteger a EE.UU., lo que permitirá que sigan los desquiciados, inestables y perturbadores actos de sedición de este presidente». «Su complicidad pone en peligro a EE.UU., erosiona nuestra democracia y debe terminar», añadió.
Hay división entre los demócratas sobre cómo actuar después de que la Cámara avance el «impeachment». Biden toma posesión del cargo la semana que viene. En siete días es imposible que todo quede listo para que el Senado vote, como le corresponde, si destituye a Trump. En teoría puede hacerlo después de que este abandone el poder, como una forma de castigarle y, lo que es más importante, inhabilitarle e impedirle presentarse de nuevo a las elecciones. Pero Biden le ha pedido a su partido que se centre en confirmar a sus candidatos para el gabinete.
Detención de los implicados
Eso ha incendiado a la izquierda del partido. Según dijo la diputada neoyorquina Alexandria Ocasio-Cortez en una entrevista en la cadena televisiva Abc, «la prioridad número uno debe ser garantizar la destitución de Donald Trump como presidente de EE.UU. Cada minuto y cada hora que está en el cargo representa un peligro claro y presente, no solo para el Congreso de EE.UU., sino para todo el país».
A medida que los demócratas avanzan la reprobación del presidente, el FBI y la Fiscalía prosiguen con las detenciones de los implicados en el saqueo del Capitolio. A día de hoy ha habido más de 90 arrestos en todo el país. Uno de los últimos en caer fue Eric Munchel, de Nashville, que según el auto de arresto asaltó el Capitolio con su madre, con la que viajó armado a Washington. En varias imágenes en redes sociales se ve a Munchel saltando en las gradas del senado con un manojo de bridas en la mano, como si se dispusiera a esposar a alguien. En los foros de internet, los asaltantes llamaron a arrestar a los disputados y senadores.
También arrestó el FBI en Tejas a Larry Rendell Brock, de 53 años, un teniente coronel jubilado de la Fuerza Aérea, acusado de asalto y vandalismo durante el asalto al Capitolio. A Brock se le ve en las imágenes del día del asalto con chaleco antibalas y casco militar en medio del hemiciclo, dando indicaciones a otros infiltrados también con un atajo de bridas en la mano. Fue la ex mujer de Brock la que llamó al FBI para decirle que era él el de las fotos, y que ella sabía que llevaba meses radicalizándose.
Los cuerpos de seguridad ya han incrementado notablemente la seguridad de aquí a la jura de Biden el 20 de enero. El Capitolio está rodeado por un perímetro de seguridad. La Guardia Nacional, cuerpo armado de reservistas, está ya desplegado en las calles de la Capital. La Casa Blanca lleva rodeada por barricadas desde la protesta racial del pasado verano. Desde hoy, se rodean y cierran al público los principales monumentos, como el obelisco dedicado a George Washington que se ve desde la balconada de la residencia del presidente.