por Valentín Medrano Peña.
“He dado instrucciones inmediatas al ministro de Interior para la cancelación inmediata a los agentes y que preste todo el apoyo a la familia de las víctimas”, dijo el presidente de la República, Luis Abinader, indignado, esta tarde.
El presidente es demasiado populista y poco mesurado. No debe reaccionar a todo, ni responder todo, ni mostrarse airado, ni asqueado de hechos humanos, repudiables, indeseados y atroces, pero muy humanos.
Y además violenta el debido proceso penal y administrativo al actuar como lo hace, cancelar sin la debida demostración de faltas graves, sin apelar al debido proceso, sin darles la oportunidad de defenderse, metidos todos en un saco común, sin individualidad de la persona, la imputación y las penas, denotan que el mandatario es demasiado humano para el sabio oficio de gobernar, pues se ha llevado de paro el principio constitucional de presunción de inocencia y las previsiones del artículo 69 de la Constitución.
Para proceder a la cancelación, al estilo “tránquenlo” o “está cancelado” o el chistoso “nómbrenlo y luego cancélenlo”, es menester antes aperturar una investigación, acusar por faltas graves y proceder a una proceso administrativo sancionador, al menos eso dicen de forma conjunta la Constitución de la República, la ley 107-13 y la ley 48-01.
Un sacro error del mandatario a quien no hay que fusilar por ello, sino preguntarse dónde están sus asesores jurídicos y comunicacionales.