Hoteleros y restauradores franceses han pedido al Gobierno de Emmanuel Macron que les facilite la contratación de inmigrantes, aspirantes a refugiados. Según las asociaciones gremiales Groupement National des Indépendants (GNI, Agrupación Nacional de Independientes) y la Union des métiers de l’hôtellerie (UMIH, Unión de Oficios de la Hostelería), la hostelería y la restauración tienen unos 130.000 puestos de trabajo que no interesan a franceses en el paro.
Durante una reunión de trabajo oficial, con el fin de intentar relanzar la industria turística nacional, GNI y la UMIH han pedido al Gobierno que acelere y facilite la concesión de permiso de trabajo y estatutos de refugiados a un número creciente de inmigrantes en situación irregular, para ofrecerles trabajos considerados «duros, mal pagados y poco calificados» por franceses que están ahora mismo en el paro.
Didier Chenet, presidente del GNI declaró a la radio y a la televisión francesa: «Tenemos penuria de mano de obra. Tenemos por cubrir más de 130.000 puestos de trabajos. Ningún profesional puede ofrecer trabajo a inmigrantes en situación ilegal o irregular. Si el Gobierno acelerase la concesión de papeles, podríamos trabajar más, en beneficio de la economía nacional».
Trabajos para el turismo
Un portavoz oficial de la UMIH, por su parte, añadió: «El francés tiene tendencia a pensar que el trabajo en la hostelería o la restauración no tiene futuro, al nivel más modesto. Un error. En nuestros gremios funciona con eficacia el ascenso social. La penuria de mano de obra no beneficia a nadie. A nuestro modo de ver, los inmigrantes podrían ofrecer trabajos útiles para todo el mundo».
El GNI y la UMIH coinciden en que todos los gremios podrían comprometerse a ofrecer una formación profesional básica sin costo, con un beneficio práctico inmediato para las empresas y el Estado, que cobraría más cotizaciones de los trabajadores y las empresas.
Ambas instituciones han insistido al Gobierno en otro punto, que un portavoz oficial resume de este modo: «Muchos de los inmigrantes que desean instalarse en Francia se adaptan rápido a la clientela turística. Muchos de ellos hablan lenguas útiles para el turismo, como el inglés y el árabe, ofreciendo un servicio que no siempre ofrecen la mano de obra nacional francesa».