El Servicio Militar Obligatorio en la República Dominicana: ¿Disciplina o Discriminación?

Análisis del Proyecto de Ley propuesto por el diputado Wessin Chávez y algunas valoraciones de comparación entre lo propuesto y lo implementado en otros países.

La propuesta de instaurar el Servicio Militar Obligatorio (SMO) en la República Dominicana ha generado un intenso debate. Aunque sus promotores defienden la idea de que fortalecerá valores y disciplina en la juventud, el proyecto de ley revela desigualdades que favorecen a ciertos sectores de la población y plantea riesgos que deben ser analizados a la luz de experiencias internacionales.

Un servicio con sesgo educativo y social

El proyecto establece que el servicio será obligatorio para dominicanos entre 18 y 35 años. Sin embargo, el artículo 23 introduce una diferenciación importante: aquellos que cursan el último año de educación media o estudios superiores pueden acogerse a modalidades alternativas para cumplir con el servicio. Esto significa que los jóvenes con acceso a la educación formal pueden optar por esquemas más flexibles, mientras que quienes no tienen esa oportunidad deben cumplirlo de manera estándar. Esta distinción genera un sesgo que castiga a los menos favorecidos, imponiendo sobre ellos la carga de un servicio que para otros es opcional o adaptable a sus circunstancias.

Más preocupante aún es el lenguaje utilizado en el proyecto, donde se describe a la juventud en términos como «ociosidad improductiva». Este enfoque estigmatizante refuerza prejuicios sobre los jóvenes de bajos recursos, presentándolos como un problema a corregir mediante la disciplina militar en lugar de ofrecerles oportunidades reales de formación y empleo.

Comparación con otros países: ¿Es necesario el servicio obligatorio?

El servicio militar obligatorio es una política vigente en diversas partes del mundo, pero con diferencias sustanciales en su aplicación. Corea del Sur e Israel lo justifican por razones de seguridad nacional, dada su situación geopolítica. Suiza, aunque mantiene el SMO, permite múltiples opciones de servicio civil. En contraste, muchas naciones europeas han eliminado el servicio obligatorio en favor de ejércitos profesionales.

Algunos países han reconsiderado su postura recientemente. Serbia y Croacia, tras abolir el SMO, han optado por reintroducirlo debido a tensiones regionales. No obstante, en todos estos casos, el reclutamiento se aplica sin distinciones de clase o educación, evitando la discriminación implícita en la propuesta dominicana.

¿Puede el SMO derivar en movilización forzosa?

Un aspecto preocupante es la posibilidad de que los jóvenes reclutados puedan ser enviados a conflictos internacionales. Aunque la República Dominicana históricamente ha mantenido una política exterior de no intervención, no es imposible que un gobierno en el futuro, por decisión presidencial, pueda involucrar tropas en operaciones extranjeras. La historia nos ofrece el ejemplo de la Guerra de Vietnam, donde el servicio militar obligatorio en Estados Unidos llevó a la movilización de miles de jóvenes en una guerra impopular, causando protestas masivas y crisis política interna.

Además, el país ya ha tenido participación militar en conflictos como las guerras del Golfo, lo que demuestra que, aunque es poco frecuente, no es un escenario descartable. Sin mecanismos claros que limiten la capacidad del Ejecutivo para desplegar conscriptos fuera del territorio nacional, el riesgo de que el SMO sea utilizado para fines distintos a la defensa interna es real.

Más riesgos que beneficios

El servicio militar obligatorio, tal como está planteado en el proyecto de ley, no solo es discriminatorio en su aplicación, sino que también introduce riesgos innecesarios. En lugar de fomentar la disciplina y los valores mediante una imposición desigual, el país debería enfocarse en alternativas más equitativas, como el fortalecimiento del servicio civil, la creación de programas de formación laboral y el impulso de oportunidades educativas para los jóvenes.

Si el objetivo es construir una juventud comprometida con el país, la respuesta no puede ser forzar a unos mientras se da privilegios a otros. La disciplina y el patriotismo no se imponen; se cultivan con oportunidades, educación y justicia social.

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