El análisis es parte del programa Suelos Vivos de las Américas, lanzado en 2020
La implementación de buenas prácticas en el uso de los suelos de América es clave para la mitigación del cambio climático y para consolidar al continente como garante de seguridad alimentaria global, indica un estudio divulgado este jueves.
Emplear las principales metodologías para medir las reservas de carbono del suelo y las emisiones de gases de efecto invernadero en el campo, así como el uso de la tierra y el secuestro potencial de carbono en el suelo al adoptar prácticas de manejo sostenible son claves en los esfuerzos para alcanzar la sostenibilidad.
Así lo afirma el estudio «Secuestro de carbono en el suelo mediante la adopción de prácticas de manejo sostenible: potencial y oportunidad para los países de las Américas», elaborado por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y el Centro de Manejo y Secuestro de Carbono de la Universidad Estatal de Ohio (C-MASC).
El uso intensivo de los suelos para satisfacer la creciente demanda de alimentos, fibra y energía ha ocasionado pérdidas de carbono del suelo y, en consecuencia, aumentado las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), afirma el documento.
El estudio detalla las prácticas de manejo sostenible prometedoras que se podrían adoptar en las Américas, tales como la labranza cero, los cultivos de cobertura, las enmiendas orgánicas, la restauración de pasturas mediante sistemas silvopastoriles y de cultivo-ganado-bosque integrados; y restauración de bosques, entre otros.
«Al adoptar únicamente dos prácticas de manejo sostenible a gran escala, recuperación de pasturas y labranza de conservación, la acumulación potencial de carbono en el suelo de los países de las Américas se incrementaría durante 20 años», concluye el informe.
Este crecimiento en la acumulación de carbono representa cerca del 7,9 % de las emisiones anuales totales mundiales netas antropogénicas de gases de efecto invernadero originadas en la agricultura y el 4.1% de las emisiones globales que tienen su origen en la agricultura, la silvicultura y otros usos de la tierra.
De acuerdo con el estudio, existen estimados recientes que muestran que el carbono del suelo representa el 25 % del potencial de soluciones basadas en la naturaleza, del cual el 40 % consiste en proteger el carbono existente en el suelo y el 60 % es para reconstruir las reservas agotadas, que sitúa a los sistemas agroalimentarios como un punto fundamental para el mantenimiento de la seguridad alimentaria y climática global.
Otro hallazgo de la investigación asegura que la región de las Américas tiene un gran potencial para contribuir a la mitigación del cambio climático y al establecimiento de estrategias de adaptación, que requieren agendas técnicas y políticas nacionales e internacionales.
El análisis es parte del programa Suelos Vivos de las Américas, lanzado en 2020 por el IICA y el C-MASC, liderado por el premio mundial de alimentación 2020, Rattan Lal.
Se han unido a la iniciativa los Gobiernos de Brasil, Canadá, Chile, Colombia, El Salvador, México, Perú y Uruguay, así como las empresas Bayer, Syngenta y PepsiCo, como mecanismos de cooperación técnica