Santo Domingo, 10 de abril de 2025 – La senadora demócrata y ex candidata presidencial Elizabeth Warren ha levantado una seria acusación contra el presidente Donald Trump, solicitando una investigación formal por lo que describe como una manipulación deliberada del mercado financiero. Según Warren, Trump estaría utilizando amenazas de aranceles para generar caídas en las acciones de empresas, permitiendo que sus ricos patrocinadores compren a precios bajos y obtengan ganancias inmediatas cuando las medidas son retiradas y los valores se recuperan.
La controversia surge en medio de una guerra comercial que ha mantenido a los mercados globales en vilo. En las últimas semanas, Trump ha anunciado la imposición de aranceles a diversas economías, solo para retractarse o pausar dichas medidas poco después. Este patrón de decisiones impredecibles ha provocado una volatilidad extrema en Wall Street, con fuertes caídas en los índices bursátiles seguidas de rápidas recuperaciones. Para Warren, esto no es una mera coincidencia ni una estrategia económica errática, sino un esquema calculado que beneficia a un círculo cercano de inversionistas adinerados.
“Estoy pidiendo una investigación para determinar si el presidente Trump manipuló el mercado para favorecer a sus donantes de Wall Street, mientras los trabajadores y las pequeñas empresas pagan el precio”, afirmó Warren en un discurso en el Senado. La senadora sostiene que las amenazas arancelarias hacen que las acciones de las empresas caigan abruptamente, momento en el que los aliados financieros de Trump adquieren títulos a precios de ganga. Una vez que las amenazas se disipan o los aranceles son descartados, los valores se disparan nuevamente, generando ganancias instantáneas para quienes compraron en el punto más bajo.
El caso ha generado un intenso debate en Estados Unidos. Los demócratas han respaldado la postura de Warren, señalando que este comportamiento podría constituir un abuso de poder y una violación de las leyes del mercado. Por su parte, algunos republicanos han defendido a Trump, argumentando que sus políticas comerciales buscan proteger los intereses económicos del país y que las fluctuaciones del mercado son una consecuencia natural de las negociaciones internacionales.
La acusación de Warren llega en un momento crítico, cuando la economía estadounidense enfrenta las repercusiones de los aranceles impuestos a países como China, la Unión Europea y varios socios latinoamericanos. Aunque Trump ha justificado estas medidas como una forma de equilibrar la balanza comercial y fomentar la producción nacional, críticos como Warren advierten que el impacto real recae sobre los consumidores y las pequeñas empresas, que enfrentan costos más altos y una incertidumbre constante.
Analistas financieros han observado que la volatilidad reciente ha beneficiado a ciertos inversionistas con acceso a información privilegiada o la capacidad de reaccionar rápidamente a los anuncios de la Casa Blanca. Sin embargo, hasta el momento, no se han presentado pruebas concretas que vinculen directamente a Trump o su administración con un esquema de manipulación. La investigación propuesta por Warren buscaría esclarecer si hubo coordinación entre el presidente y sus patrocinadores para explotar estos vaivenes del mercado.
Mientras el Congreso debate la viabilidad de esta investigación, la polémica pone de nuevo en el foco las tensiones entre Trump y los líderes demócratas. Para Warren, conocida por su postura progresista y su defensa de la regulación financiera, este caso es una oportunidad para exponer lo que ella considera una corrupción sistémica en la administración actual. El desenlace de esta solicitud podría tener implicaciones significativas no solo para Trump, sino también para la confianza en los mercados y la estabilidad económica a nivel global. Por ahora, el mundo observa atentamente cómo se desarrolla este nuevo capítulo en la tumultuosa relación entre el poder político y el financiero en Estados Unidos.

