Santiago. El desorden diario en la emblemática avenida Valerio, en el entorno del Hospedaje Yaque, cambia de rostro los domingos para dar paso a la oferta sexual que envuelve la prostitución en la zona.
Lo que de lunes a sábado es un mercado de venta de plátanos, verduras, provisiones, generando caos y taponamiento, el último día de la semana, todo luce apacible, sin obstáculos y los espacios son dejados libres a las llamadas “damas de la vida alegre”, para que asuman el negocio de los placeres sexuales.
También los lugares de acopio se convierten en prostíbulos improvisados.
En la avenida Valerio, decena de mujeres, dominicanas y haitianas, permanecen paradas o muchas veces sentadas en las aceras a la espera de los clientes que llegan de forma escurridiza.
Negocios en Hospedaje
En la vía proliferan los hoteles de paso y llamados de “mala muerte”, con precios que oscilan entre 200 y hasta 400 pesos. Las tarifas de las mujeres también varían dependiendo del tipo favor sexual solicitadlo y del tiempo que requieran los clientes que llegan hasta allí, algunos a pies o en carros de lujo.
La tarifa más baja por servicio sexual, es de apenas 150 pesos, pero sube de pecio cuando incluye acudir a los hoteles de paso que proliferan en esa zona.
La Plaza Valerio es otro de los espacios disputados por las trabajadoras sexuales, a pesar de que en su interior opera el cuartel policial.
Algunas de ellas llegan desde poblados como Moca, La Vega y se hacen pasar como compradoras de mercancías, pues temen ser vistas por algún conocido o aparecer en una imagen de algún fotógrafo curioso. El Hospedaje Yaque precisamente lleva dicho nombre por la cantidad de hostales y pequeños hoteles de paso, que con regularidad utilizaban los que traían mercancías y aprovechaban para compartir con una mujer.
Las avenidas también son ocupadas
El mercado no es la única zona libre para que mujeres y travestis oferten sus servicios. En la emblemática calle Del Sol, la avenida República de Argentina, durante las noches, es común ver a trabajadoras sexuales pararse a la espera de un cliente. También se observa la misma situación con mujeres de todas las edades, en la avenida Mirador Yaque y en la Joaquín Balaguer.