Un avión con casi 200 personas a bordo se ha estrellado este lunes por la mañana en Indonesia, durante la madrugada hora española. Los servicios de rescate han encontrado los primeros cadáveres entre los restos del avión de Lion Air que se estrelló en el mar de Java, confirmó a Efe el jefe de las operaciones de Emergencia de Indonesia, Agus Hariono.
Según informa la agencia, el vuelo de la compañía Lion se perdió del radar trece minutos después de despegar del aeropuerto de Yakarta rumbo a la isla de Bangka, al este de Sumatra. El aparato, un Boeing 737 de la compañía de bajo coste Lion Air, despegó a las 06:20 hora local (00:20, hora peninsular española) y tenía previsto aterrizar una hora después en la ciudad de Pangkal Pinang. Por motivos que aún se desconocen, se ha estrellado en el mar de Java. Entre pasajeros y tripulantes, a bordo viajaban 189 personas. Según recoge la BBC, entre ellos hay dos menores y un bebé. «Se ha confirmado el accidente», anunció Yusuf Latif, portavoz de los equipos de emergencia que han iniciado la búsqueda del avión y rescate de víctimas, informa Efe.
Las autoridades de Indonesia temen que no haya supervivientes. Responsables de la Agencia Nacional de Búsqueda y Rescate de Indonesia (BASARNAS) han confirmado que se han encontrado restos de la aeronave en el mar, en la zona de Tanjung Karawang, y que se han desplegado equipos de rescate submarino para rescatar a las víctimas del sinistro. «Estamos seguros de que se ha estrellado contra el mar y se ha sumergido a una profundidad de 30 a 35 metros», ha indicado el presidente de Basarnas, M. Syaugi, en una rueda de prensa, según informa el diario Jakarta Post.
El avión de Lion Air sufrió problemas técnicos durante un vuelo el domingo, aunque fueron resueltos antes de despegar este lunes, indicó la aerolínea. «La aeronave estaba en condiciones de volar. Hubo un reporte de problemas técnicos durante un vuelo la noche anterior, entre Denpasar y Yakarta. Entonces el problema fue resuelto y obtuvo el certificado de vuelo por un ingeniero», expresó Edward Sirait, director ejecutivo de Lion Air, en rueda de prensa.
El avión es «es relativamente nuevo», ha indicado el presidente del Comité Nacional de Seguridad del Transporte de su país, Soerjanto Tjahjono. La aeronave, un Boeing 737, entró en funcionamiento a mediados del pasado agosto y cuenta con unas 800 horas de vuelo, según ha explicado Soerjanto en rueda de prensa.
«No podemos presuponer nada antes de encontrar las cajas negras y analizar la grabación de la torre (de control aéreo)», ha añadido . La aerolínea, por su parte, ha señalado que los pilotos del avión contaban con más de 11.000 horas de experiencia.
Tragedia reincidente
Justo un mes después del devastador tsunami que dejó dos mil muertos y varios miles de desaparecidos en la isla de Célebes (Sulawesi en el idioma local), una nueva tragedia sacude a Indonesia. Con más de 17.000 islas y 260 millones de habitantes, este caótico archipiélago es uno de los países con más terremotos, tsunamis, accidentes aéreos y naufragios. A finales de diciembre de 2014, un vuelo de Air Asia se estrelló también sobre el Mar de Java con 162 ocupantes mientras hacía la ruta entre la ciudad de Surabaya y Singapur.
Sin contar este último accidente de hoy, más de 750 personas han perecido en las dos últimas décadas en los principales accidentes ocurridos en Indonesia, donde la proliferación de las compañías aéreas no ha sido pareja a la preparación de los pilotos y controladores ni a la modernización de sus infraestructuras aeroportuarias para garantizar la seguridad de los viajes.
En abril de 2013, otro Boeing 737-800 recién estrenado de esta misma compañía, Lion Air, acabó flotando en el mar al pasarse de la pista mientras aterrizaba en el aeropuerto de Bali. Milagrosamente, sus 108 ocupantes sobrevivieron y no hubo heridos graves, pero supuso el séptimo accidente de Lion Air desde 2002.
En el colmo del infortunio, algo que jamás sale mal, como es un vuelo de prueba, se estrelló en mayo de 2012 contra un volcán en la isla de Java. Murieron sus 45 ocupantes, que eran responsables de aerolíneas y periodistas invitados a la presentación del avión ruso Sukhoi Superjet 100. A tenor de las grabaciones de la caja negra, el accidente se debió a un despiste del piloto, que chocó contra el monte Salak cuando estaba explicándole las bondades del aparato a un posible comprador que había entrado en la cabina.