España alcanza la mayor incidencia por Covid de Europa… pero sigue sin restricciones a nivel estatal

coronavirus en madridQue la sexta ola de la Covid sigue imparable en España es un hecho. Las fechas navideñas han acumulado una subida espectacular de los casos notificados que, aunque si bien más leves, sitúan a la variante ómicron en el foco. Y no es para menos: España ya, de los principales países de Europa, el que más incidencia acumulada tiene (2.433 casos por cada 100.000 habitantes), superando a Reino Unido (2.326), Francia (1.693), Suiza (1.550) y Portugal (1.208).

Pese a este dato, sigue sin haber restricciones a nivel estatal, aunque la mayoría de las comunidades autónomas sí han tomado medidas que van desde el toque de queda, en Cataluña o Galicia, hasta las restricciones de aforos, mucho más generalizadas. ¿El objetivo? Frenar una sexta ola que aunque a nivel hospitalario no tiene la fuerza de otras sí que está generando colapso en la atención primaria y un nivel de positividad en las pruebas que ya se sitúa en el 28,7%, muy por encima del 5% que marca la OMS como «recomendable». España, en ese contexto, encadena ya varios días de picos muy altos de contagios diarios, con el récord absoluto en los más de 166.000 notificados el pasado jueves.

El escenario es complicado, pero el Gobierno de Pedro Sánchez fía casi todo a dos medidas fundamentales: el uso de la mascarilla -obligatoria en exteriores- y un alto ritmo de vacunación. España cuenta ya con el 90% de población con la pauta completa y más de un millón de niños de entre 5 y 11 años han recibido al menos la primera dosis. Y es que en el plano educativo tampoco se han adoptado medidas drásticas. Las clases volverán de forma completamente presencial el próximo 10 de enero, tal como confirmaron este martes Sanidad y las comunidades autónomas.

El caso de España es particular, porque la alta incidencia no está llevando, al menos a nivel nacional, a restricciones ni siquiera similares a las que se vivieron en anteriores olas. Para el Ejecutivo el panorama es otro completamente diferente «gracias a la vacunación». El Reino Unido, de igual manera, tampoco se apunta al bloque de países que recurren a las restricciones. Según confirmó el propio Boris Johnson, el Ejecutivo británico no planea introducir más medidas restrictivas que las ya contempladas en su «plan B», que aboga por el uso obligatorio de mascarillas para acudir a ciertos lugares cerrados y en el transporte público, la vuelta al teletrabajo y el uso del pasaporte covid así como la realización de test de antígenos antes de acudir a reuniones sociales.

No resulta ya una novedad, en todo caso, que el Reino Unido notifique un récord de contagios. Este martes la cifra se sitúo por primera vez por encima de los 200.000 positivos diarios. Francia (271.686 casos en las últimas 24 horas), Italia o Grecia también rompieron sus propios registros, aunque el Gobierno galo asume ya con normalidad los efectos de la variante ómicron y asegura que el nivel de hospitalizaciones está controlado.

«Vienen semanas difíciles», avisó, eso sí, Emmanuel Macron en su discurso de fin de año. En cualquier caso, la Asamblea Nacional ha paralizado el proyecto de ley que transforma el pase sanitario en uno de vacunación tras ocho horas de debate y el rechazo de la oposición en el marco de la lucha contra la pandemia. De momento, hay cinco millones de franceses que todavía no se han vacunado contra el coronavirus. Con todo, una de las medidas más importantes ha sido la vuelta al teletrabajo desde este lunes y durante al menos tres semanas.

Italia todavía debate la vuelta a las aulas

Italia sí ha adoptado medidas más duras, entre las que se encuentran la obligatoriedad de mascarilla en la calle o la exigencia de una PCR para entrar en el país, aunque seas ciudadano comunitario. También pulverizó este martes su pico de casos diarios (170.844) y el debate en el seno del Gobierno y los partidos está en la vuelta a las aulas. Es el punto de mayor fricción y hay una clara división entre quienes apuestan por la presencialidad y quienes abogan, en cambio, por un sistema mixto. Además, tampoco hay consenso en cuanto a las medidas a seguir si se produce un brote en las aulas.

Grecia está en una situación similar, pero con la idea de la vuelta a las aulas mucho más clara. El Gobierno heleno ha elaborado un nuevo protocolo escolar que consiste, sobre todo, en el aumento de pruebas diagnósticas y, como casi todos, va de récord en récord: este martes notificó 51.126 contagios diarios. El Ejecutivo es optimista y lo tiene claro: «Las escuelas estarán abiertas porque este protocolo ya funcionó». Grecia, como Italia o España, ha recuperado las mascarillas en la calle y además ha optado por restricciones importantes: los establecimientos de comida y de entretenimiento tienen que cerrar a medianoche, no pueden tener clientes de pie y solo pueden acoger a seis personas por mesa. Asimismo, también ha impulsado el teletrabajo rotatorio entre sus empleados públicos.

Portugal, con una de las incidencias más altas, sigue viendo subir el número de casos diarios, con más de 25.000 este martes. El Gobierno de António Costa, pese a la preocupación, ha aclarado que mantendrá la vuelta a las clases en el plazo previsto y ha apostado por incrementar la campaña de vacunación, de tal forma que los profesores y el resto de trabajadores de los centros educativos pasarán a ser considerados población prioritaria para recibir la dosis de refuerzo de la vacuna esta misma semana.

Fuera de las fronteras europeas, Estados Unidos mantiene una incidencia alta (943,9), pero no tanto como los principales países del viejo continente. Estos datos, no obstante, contrastan con cómo se está enfocando la lucha contra esta ola: no hay restricciones muy drásticas y además se ha aprobado, a nivel general, una reducción de las cuarentenas hasta dejarlas desde los siete días de España, Francia o Alemania hasta los solo cinco en el caso de Italia o precisamente de Estados Unidos. La meta es encontrar un equilibrio entre la salud y que no haya otra parálisis económica. La sexta ola todavía no llega a su pico, pero una vez hecha cumbre la esperanza de los gobiernos es que el descenso sea igual de rápido.

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