Explotó, nadie lo esperaba, llevaba años ahí, algunas casas le rodeaban, luego, edificios y mientras los vecinos avisaban del peligro de tener la planta ahi, se seguían construyendo edificios.
Los accidentes ocurren, siempre sorprenden, como un avión caido, se aprende, de nuestros accidentes nadie aprende.
Explotó, por suerte aviso con su olor y los vecinos se movilizaron de madrugada, evitando une tragedia de grandes proporciones… los vecinos, muchos de ellos habitando en construcciones más nuevas que la planta.
Hoy, los expertos salen a la luz, los expertos que no son capaces de unirse y mover un tema fuertemente hasta que irremediablemente se haga algo al respeto.
Los comunicadores de las principales estaciones de radio se apresuran en acusaciones, conjeturas y alardean de conocer del tema que ignoran.
¡Qué pena!
Al final, en una semana no se escuchará en la radio sobre la planta e incluso, a los comunicadores de hoy no le interesará la suerte de los afectados mañana.
Así funciona.
Un caso mata al otro.
Nuevas plantas se van a construir, fuera de las cuidades, hasta que el descontrol, el dinero, la no regulación y la corrupción de los cabildos cerquen las plantas de vecinos nuevos, con edificios nuevos, esperando la nueva explosión.
