Hoy mandan a votar en contra de Faride, por defender la laicidad del estado moderno, mañana mandarán a quemar en una hoguera a todo el que se niegue a ser evangelizado, o prefiera ver deporte en vez de ir a una iglesia, en su pleno ejercicio del derecho de cada quien.
La intolerancia es cercana al fascismo.
La Libertad de Culto va de la mano a la Libertad de Expresión.
El fanatismo es Fascismo.
Ezequiel Molina equivoca los enemigos, pues los Cristianos no son, ni mejores, ni peores que cualquier dominicano, son mortales que se deben a las leyes terrenales, que obligado, tienen que compartir con otros creyentes, con ateos, y seguidores de cuanta fe existe en el mundo… que son demasiadas.
El enemigo no es un legislador que argumenta el que no se imponga nada a los niños pues, tomando en cuenta al mismo Ezequiel, con estas actitudes dictatoriales que querer imponer su fé, la única imposición posible deben ser los valores familiares, el conocer nuestra historia y venerar a los héroes de la patria, que también sacrificaron sus vidas para que todos vivamos hoy mejor; el educar en el respeto pleno al prójimo, en los parámetros de la convivencia en democracia, con derechos humanos y no en manos del fanatismo sea cual sea su origen.
Equivocó Ezequiel a su enemigo.
El Negocio de la Fe no ha sido tocado por los medios, aun, le falta poco… es muy fácil clamar a un Dios, señalar herejes para ser quemados mediatamente, mientras mi jipeta este rellena de combustible gracias al diezmo de mis ovejas.
El medioevo pasó, la santa inquisición pasó, vivimos tiempos de democracia y libertad.
Faride es uno de los ejemplos más dignos en el congreso que posee incluso la valentía que tocar temas que otros, cobardes, hipócritas, no se atreven a tocar por miedo a los nuevos inquisidores como Ezequiel.
Ezequiel, a su púlpito, que deje la politiqueria barata en nombre de Dios.