El PLD se ha hecho en llamar fábrica de presidentes… sin embargo, el eslogan muere frente a la realidad, pues solo dos de ellos han sido encomendados, por la razón que sea, para el cargo.
Funcionarios creyéndose líderes o populares por mantener empleomanías con dinero del estado, personas instruidas por aquellos «círculos de estudios» que te formaban en lo ideológico y el conocimiento de la política pero al final, la realidad se impone.
Tanto la militancia como las castas medias están atrapadas en dos liderazgos y los de la «fabrica» se adhieren a uno de ellos como remoras al tiburón, esperando el descanso de este para asomar al fin, la cabeza, sin ánimos ni suficiente valor para desafiar y plantear, realmente, agendas reales que critiquen incluso las ejecutorias de sus compañeros predecesores.
Los «nuevos productos» de la fabrica, no importa la edad, esperan ser endosados con el liderazgo de otro, heredar las masas y las voluntades pero eso… no funciona como si fuera agua vertiéndose.
En el PLD hay mucha gente capaz, pero la inmovilidad de sus estructuras ha vuelto la fábrica obsoleta, produce productos que no logran encontrar un camino independiente, viables, pero sobre seguidores reales.
La ausencia de liderazgo ha dejado atrapado al PLD en solo dos productos terminados.