Mientras el gobierno promueve discursos de progreso, los barrios populares del norte del Distrito Nacional —como Gualey, La Zurza, Los Guandules y 27 de Febrero— enfrentan una tormenta perfecta: falta de escuelas, delincuencia desbordada y precios inalcanzables de la canasta básica. Líderes comunitarios y organizaciones sociales alzan la voz ante lo que califican como «abandono sistémico» que alimenta un ciclo de violencia y pobreza.
Educación: La primera víctima
Fior Guzmán, de Codonbosco, denuncia la ausencia crítica de liceos y politécnicos, señalando que la deserción escolar empuja a jóvenes hacia las calles. «Sin escuelas, no hay futuro: los chicos se convierten en presas fáciles de la delincuencia», afirma.
Pedro Antonio Viloria, del Foro Inter Barrial, agrega que el 40% de los adolescentes en estos sectores son «ninis» (ni estudian ni trabajan), un caldo de cultivo para redes de microtráfico y robos.
Inseguridad: Un monstruo de mil cabezas
La militarización de los barrios, según Manuel María Mercedes de la Comisión de DDHH, es una «solución ciega»: «Las redadas no resuelven la desigualdad. ¿Cómo esperan paz si no hay empleos ni educación?». Los líderes coinciden: la violencia es síntoma de un Estado que prioriza balas sobre libros.
El hambre no espera
Arroz a 50 pesos la libra, pollo a 150 y aceite por las nubes: Las familias gastan mínimo 500 pesos diarios para alimentar a cinco personas, según Guzmán. Viloria recalca: «El gobierno habla de inflación, pero aquí es supervivencia».
Desempleo ronda el 35% en estas zonas, agravando la crisis alimentaria y la desesperación.
Infraestructura en ruinas
Apagones de 12 horas, agua racionada y centros de salud colapsados completan el panorama. «Vivimos en el siglo XXI, pero con servicios del siglo XIX», ironiza un vecino de La Zurza.
¿Qué exigen las comunidades?
Construcción urgente de escuelas técnicas en el 27 de Febrero y ampliación de aulas en otros sectores.
Programas de empleo juvenil vinculados a formación profesional.
Control de precios con subsidios focalizados en productos básicos.
Inversión en infraestructura (agua, electricidad) antes que más operativos policiales.
Cifras clave:
7 de cada 10 jóvenes en estos barrios no terminan el bachillerato.
El 60% de los delitos reportados son cometidos por menores de 25 años.
La pregunta incómoda:
Mientras el gobierno anuncia megaproyectos turísticos, ¿por qué las urgencias de Santo Domingo norte siguen en último lugar? Para sus habitantes, la respuesta es clara: «Aquí solo nos recuerdan en época electoral».

