Algunos dirigentes del PRM creen que su partido necesita formación política para acabar de hacer la transición necesaria entre el viejo pensamiento del PRD hacia lo que debe ser el Partido Revolucionario Moderno pues, de los problemas internos que crea fricción está el pobre manejo de conceptos políticos que se resolvería, en teoría, con formación.
El PLD supo esto muy temprano, por ello se formó con Círculos de Estudios y la militancia requería múltiples aptitudes y características del futuro miembro que fueron conformando un perfil incluso, de envidias.
El ser humano es difícil por su propia naturaleza y cuando una organización aplica golpes de timón, no solo cambia el rumbo sino también sus bases.
Si bien es cierto que el PRM no se ha ocupado de tener escuelas de formación política y discutir otra cosa que no sea la búsqueda del poder, en el 1996 cuando los dirigentes del PLD sabían que llegarían al gobierno y que Bosch ya no los podría guiar, cambiaron los estatutos para que su dirigencia pudiera generar islas de clientelismo en las instituciones y desde ahí corromper todo, dando los próximos pasos hacia el desmantelamiento de todo lo que tiene que ver con la formación política, se relajó las condiciones para ser militante mientras que se pregonaba una disciplina que se ha convertido hoy en su peor enemigo.
Si bien es cierto que la ausencia de formación política como parámetro necesario para militar ayuda a la falta de disciplina generando disidencias reales y mediáticas que accionan contra el propio PRM, también es cierto que el exceso de disciplina en el PLD creó una militancia sumisa y cubierta en el manto de las «líneas» partidarias que produjeron el que los candidatos se arrodillaran ante la imposición del candidato de las elecciones pasadas, las evidentes maniobras para dejar la casta responsable de salir del poder en el Comité Político y la ausencia del discurso crítico y autocrítico de su militancia que le permite renovación.
La formación política es necesaria para los partidos porque construye las bases necesarias que sustentan luego las ejecuciones, tanto para campañas políticas, mantenimiento de líneas ideológicas y propósitos nacionales, sin embargo, en el caso del PRM es, como antaño lo hizo el PLD, una construcción a futuro pues la actual militancia ya tiene y entiende que eso no hace falta aun cuando pueden no darse real cuenta de los grandes peligros que se ciernen sobre su futuro, mientras que con el ejemplo de los potros castrados por exceso de disciplina y derribo del necesario Mea Culpa, creó la ausencia del surgir de al menos un dirigente del PLD que promueva la verdadera y necesaria renovación y salida de los puestos dirigenciales a aquellos que atentaron contra su propia formación, su partido y no solo lo sacaron del poder sino que permitieron que se la cuñaran estigmas que solo con una implosión e imposición de nuevos paradigmas podría promover la posibilidad, algún día, de volver a ser poder.