Miembros de directivas asignados a dedo cuando se «importan» desde el viejo partido e ingresan con un nombre ganado «allá» mientras grupos formados de forma prematura de cara a las elecciones que vendrán con cargos asignados por amiguismo, colocando aparentes dirigentes sin tropa por delante de los que con ejércitos no lograron en el morado puesto subir.
La Fuerza del Pueblo avanza poco a poco dentro de grandes contradicciones internas que hacen que se parezcan tanto a los «otros» cuan dos células divididas por «bipartición celular» en vez de por doctrinas y donde el bochismo, otrora tirado a un retrete no logra emerger vestido de verde.
Es claro, si que están en un periodo de alianzas y de organización interna sin embargo, la militancia y hasta sus dirigentes y peor, sus muchas veces desprestigiados voceros vistos por la población de la misma forma que los «otros», en vez de callarse y para bien del partido ocultarse quien sabe, para siempre, sacan la cara hablando de temas banales cuan Kardasians, amantes de un «micrófono en la boca» tirando dardos a los que ya debieron dejar atrás para concentrarse en al menos tener un sello distintivo que los haga verse diferente más que por el color y la cara del líder, por el accionar por el bien ( o el mal en caso que equivoquen) de la sociedad.
La Fuerza del Pueblo que lenta avanza por caminos que nadie entiende, se aprecia desde ya, como un partido del sistema y no como la esperanza que ellos quisieran ser, sin que desde los mandos, agrupados ya en estructuras con traspies y tráfico de influencias incluida, debe pasar la página de cara a una sociedad que necesita entes nuevos que le acompañen en la época de cambios… pero las mismas caras terminan aburriendo y el peligro que la sociedad siga dando «zapping» al dial, es verdadera.