«Integrante de la Direccción Política«, «miembro de la comisión tal«, y otros «cargos», todos elegidos a dedo, muchos, importados del «viejo partido» al que le clonaron métdos de trabajo, militancia y dirigencia, con tiempo para constituirse coo una opción que haga elecciones, avanzan con asignaciones a dedo, muchas de ellas sin prestigio e incluso, con lastres arrastrado del poder que perdieron y sus «vicios» que los sacaron casi a rastras del antiguo establishment.
Si bien es cierto que ese partido ha estado organizándose también es que demuestra poco control de sus fuerzas, toda vez que, incluso, candidaturas a destiempo han estado inundando las redes en vez de obtener credibilidad mediante la exposición de labores de crecimiento organizacional.
Hoy, la Fuerza del Pueblo no tiene nada más que mostrar que no sea la «crítica» al «viejo partido» con el cual convivieron en casi dos décadas de corrupción e impunidad, maximización de la figura de Leonel Fernández y venderlo como el segundo regreso de un Mesías en tiempos de crisis y siempre que se pueda, ocultar algunas figuras que con solo mostrar su cara, manchan el nombre del partido, su futuro y la capacidad de venta de esperanzas.
El partido hasta ahora tiene la falsa creencia que solo con la figura de Leonel pueden «limpiar» lo vivido, sin, como el viejo partido, tener que hacer las meas culpas correspondientes a tantos años gobernando y no poder mostrar más que ladrillos como «éxito» y un descalabro social sin un tema neurálgico bien encaminado en pos del real desarrollo de un país que requiere, seguro, el humano, más deteriorado en todos los sentidos hoy, aunque ande en un 4×4.
La Fuerza del Pueblo debe prepararse para conflictos de falta de capacidad de mando de sus importados dirigentes sin tropas, compromisos de candidaturas a dedo que no podrán cumplir y la necesidad de necesarias alianzas frente a la no existencia de quien, realmente, marque y puedan ganar algún puesto electivo.
No son pocos los analistas que anuncian que la Fuerza del Pueblo es una «cabeza» grande y un cuerpo que no acaba de «gatear» y si bien la aseveración no es del todo cierta, pues si se organizan, en la parte electoral será difícil construir una nueva versión del traicionado «Juntos Podemos» justo con los mismos actores de antaño, pues segundas partes tienen que ser demasiado buenas para reeditarse, y este no parece ser un buen ejemplo.