El principal rival del primer ministro Benjamín Netanyahu en los comicios israelíes, Beni Gantz, asumió este miércoles la derrota en las elecciones. No obstante, el líder de la oposición se ha reivindicado como una alternativa real para el futuro de Israel.
El dirigente de la coalición centrista Azul y Blanco que, formada hace menos de dos meses, dijo respetar «la elección del pueblo» y la que tome el presidente de Israel, Reuvén Rivlin, que a partir de la próxima semana realizará consultas para designar a un candidato que forme gobierno.
Algunos sondeos a pie de urna dieron una ligera ventaja al formación de Gantz, por lo que reclamó la victoria en la noche electoral del martes sobre el jefe de Gobierno israelí. «Venimos de unos resultados increíbles», aseguró.
El segundo en la lista de Azul y Blanco, Yair Lapid, se mostró optimista al ver «una oportunidad de cambio», dijo, y aseguró que ahora, desde donde están, iniciarán la campaña desde el año que viene. «Venimos a convertir el parlamento en un terreno mejor», declaró y advirtió que el ADN de la formación es el de un partido gobernante.
Gantz insistió en que su formación política presenta un «nuevo camino, una nueva lengua y una nueva unidad» entre la fragmentada sociedad israelí, y valoró que Netanyahu ha recabado el voto de los «extremistas».
A falta de los resultados finales, la formación de Netanyahu se ha antepuesto por la mínima a Azul y Blanco, pero es la que más apoyos potenciales tiene para formar un ejecutivo dentro del nuevo parlamento, en el que el bloque de partidos de derecha y religiosos suman 65 frente a los 55 de los grupos de centro, izquierda y árabes.
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