Esta mañana se han reunido después de un difícil lapsus de casi cinco años, las delegaciones griega y turca para reanudar sus contactos exploratorios. La última vez que se reunieron fue en Atenas en marzo 2016. No se trata de negociaciones, sino de conversaciones exploratorias sin minutas y al menos el gobierno griego no tiene grandes expectativas. Para Atenas el único tema a tratar es el de la demarcación de las zonas marítimas, mientras que Ankara por su parte aporta una larga lista que además de la delimitación de las aguas territoriales, el tema más candente, incluye el espacio aéreo, las denominadas «zonas grises» en el Egeo, la desmilitarización de las islas griegas del Egeo próximas a las costas turcas y hasta los derechos de la minoría musulmana griega que vive en Tracia.
Las conversaciones iban a realizarse en el lujoso Swisshotel, con magnífica vista sobre el Bósforo, pero a última hora hubo un cambio, por razones de seguridad informan desde Atenas, y ahora los delegados se encuentran en otro lugar, Dolmanbahce. La delegación griega está presidida por el diplomático Pavlos Apostolidis.
Fue el pasado 11 de enero cuando el ministro de Exteriores turco Mevlut Cavusoglu invitó a las autoridades griegas a reanudar las conversaciones. Pero desde entonces las cosas han evolucionado: el primer ministro griego, Kiriakos Mitsotakis, dejó claro la semana pasada, antes de la votación por mayoría absoluta en el Parlamento de la ley que aumenta las aguas territoriales griegas en el Mar Jónico de 6 a 12 millas náuticas que no se trataría con Turquía temas sobre soberanía, sino sólo de aguas territoriales. Y de no llegarse a un acuerdo,deberían al menos acordar cómo acudir a un tribunal internacional. Si se avanza en este tema, los griegos aceptarían otra ronda de contactos en febrero, esta vez en Atenas. Pero si Ankara insiste en tratar otros temas, que se refieren a derechos soberanos helenos, las líneas rojas nacionales, parece que estas conversaciones se estancarán. Nadie puede ignorar que el ministro de Exteriores griego Nikos Dendias dejó bien claro en el Parlamento que Grecia tiene también el derecho de aumentar a doce millas náuticas sus aguas territoriales en el Mar Egeo.
Por su parte, los turcos tienen que mantener conversaciones, aunque siempre incluyan su larga agenda en cualquier negociación. Pero insisten ahora en las conversaciones, en parte por las presiones de la comunidad internacional, con la sombra de las sanciones de la Unión Europea siempre presentes. La comunidad internacional, empezando por los países europeos, quieren que Grecia y Turquía eviten constantes enfrentamientos y tensión en la delicada zona del Mediterráneo oriental, más ahora que están en juego importantes yacimientos de hidrocarburo y se ven afectados también Chipre e Israel. Y ahora con el nuevo presidente norteamericano Joe Biden, las autoridades turcas temen que las relaciones sean menos cordiales que en la época del presidente Trump.