Payasadas, gritos, golpes en la mesa y discusiones entre tertulianos que no conducen a nada, solo al morbo. Estas son escenas comunes en la televisión y la radio de la República Dominicana, amenazadas por individuos que, aunque no siempre incultos, sí son ignorantes del daño que causan, incluso a sus propios hijos.
Todo parece girar en torno a obtener likes y vistas. Se ha llegado al extremo de considerar ser una «figura» como un empleo, en medio de la proliferación de «influencers» y títulos dependientes de plataformas como «youtubers», «instagramers» y «tiktokers», cuyo contenido cada vez más banal atrae a sus seguidores.
Las plataformas se vuelven más populares a medida que las personas pasan más tiempo conectadas, y desafortunadamente, la mayoría de ese tiempo se emplea en consumir contenido vacío. Los jóvenes son especialmente vulnerables a ser atraídos por individuos que, haciendo payasadas o mostrando contenido provocativo, aumentan sus seguidores y ganan dinero.
Figuras como Elon Musk ganan cada vez más poder, mientras que la industria de los videojuegos crea legiones de «gamers» que dedican su tiempo y dinero a juegos interminables, sin otro objetivo que gastar y enriquecer a otros.
Esta hiperconexión conduce a una falta de análisis, mal gusto musical, falta de cultura y una idiotez masiva que se refleja incluso en los medios de comunicación, donde las presentadoras suelen tener cuerpos similares debido a la presión de cumplir con un estándar físico poco realista.
¿Quién tendrá el coraje de desnudar la realidad sin parecer demasiado crítico? ¿Quién será capaz de elevar a aquellos que no consumen tonterías, a los muchos pero invisibles que no siguen la corriente de la idiotez? Es hora de comenzar a reflexionar.