Ser complaciente hasta el lacayismo es una actitud de los que habitamos los países más al sur del Río Bravo que pensamos a los del «norte» aun como nuestros dueños, esclavistas, patronos.
El tema del impuesto a las empresas como Amazon, Netflix, UBER y demás se está aplicando en el mundo entero, pues muchas de ellas, con sede en los Estados Unidos, se lucran de lo que rentan en la República Dominicana y el resto del mundo sin que los gobiernos recauden y eso ha comenzado a cambiar.
Europa lleva muchos años legislando para controlar el apetito de estas empresas y lo va logrando, tienen que pagar, todo el que hace un negocio en un país tiene que pagar.
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En la República Dominicana creemos que eso afectará los bolsillos y no es así, en todo caso si acaso se sinceraría, pues lo que si es injusto es que en todos los demás países se les cobre por las ganancias a estas hipermillonarias plataformas y que el estado dominicano no reciba un peso, algunas de ellas porque son dizque plataformas «colaborativas» donde los únicos que se lucran son ellos mientras los clientes les usan y los «asalariados» mal viven.
La Clase Media que protesta debería enfilar más sus críticas hacia exigir cuando el no cumplimiento por el gobierno que sea sobre el resultado de estas recaudaciones, pues es claro que quien haga negocios en un estado de economía Capítalista, debe pagar impuestos.
Por desgracia, pagamos los servicios, resolvemos nuestros problemas, les hacemos supermillonarios y no entendemos la lógica de que de todo ese proceso el Estado Dominicano tiene que percibir algo, pues así se mantiene la sociedad.
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¿Por qué si le tenemos que pagar impuestos al Estado Dominicano en cada pan que comemos las empresas extranjeras supermillonarias no pagan? ¿Cuál es la frontera entre el ciudadano y el esclavo a conciencia o inconsciencia?.
Si bien es entendible que un ciudadano no entienda fácilmente este tema y su responsabilidad en la cadena de compra, lo imperativo de que el estado Dominicano cobre lo que tiene que cobrar de esas multinacionales, no extrañaría que este tema sea usado por políticos irresponsables en campañas y solo en campañas, pues saben, a conciencia, como es que funciona el país y el sistema.
No Pagas, No Ejerces.
Ningún país debería aceptar que una empresa extranjera o local se lucre sin pagar impuestos, pues los gobiernos viven de estos, el presupuesto para que una nación funcione es a través de ellos.
Durante años, incluso, alguna de estas empresas no estaban ni registradas en la República Dominicana y se usaban, el Dominicano paga con visa directo a la plataforma y el estado Dominicano deja de recibir lo que le toca.
El tema es tan necesario y grave que la hipocresía de la propia clase política les evita sincerar, por ejemplo los atropellos y vejaciones de las plataformas de delivery que si bien es cierto que resuelven parte del tema laboral de nuestra juventud, también no garantizan nada al «trabajador» con el cuento de su «autonomía» mientras la falta de conciencia no les da a conocer que no poseen seguro, que no tienen seguro de salud, que no garantizan su retiro, que solo son esclavos del siglo XXI sumidos en el cuento del «emprendurismo» y el ser «su propio dueño».
Si, el estado Dominicano debe cobrar el impuesto a todos los consorcios extranjeros que usen al cliente dominicano como «target» (objetivo).
