Incertidumbre en Perú ante el complicado voto de investidura para el gabinete de Castillo: ¿hacia unas nuevas elecciones?

congreso peruanoEl Congreso decidirá este jueves si avala o no al tren ministerial que acompaña al mandatario, en medio de las fricciones con el partido que lo llevó al poder.

El Congreso de Perú votará este jueves para avalar o no la conformación del nuevo gabinete del presidente Pedro Castillo, que está encabezado por la jefa del consejo de ministros, Mirtha Vásquez.

La decisión, que se postergó la semana pasada por la repentina muerte de un parlamentario, ocurrirá en un momento de máxima tensión por la reciente renuncia del exministro de Interior, Luis Barranzuela, tras el escándalo por una fiesta que violentaba las disposiciones anticovid. Ese hecho suma un traspié más para el Gobierno del izquierdista, que se ha caracterizado por su inestabilidad.

De hecho, el que pretende ser el tren Ejecutivo –el segundo desde que el presidente asumió el cargo– llegará a un Parlamento en el que ni siquiera tiene asegurados los apoyos de la bancada de Perú Libre, el partido que llevó al poder a Castillo. En la víspera, el congresista Alex Flores afirmó que no le daría su respaldo «a un gabinete que viró a la derecha».

La derecha, por su parte, ya había dicho que votaría en contra, especialmente por la presencia del exministro Barranzuela. Por eso, la reciente salida de este último podría permitir que algunas bancadas reconsideren su postura, según adelantaron medios locales.

Sin embargo, algunos congresistas como Patricia Chirinos han dejado claro que no le darán el voto de confianza al Gabinete. «Yo no creo que de ninguna manera se la vamos a entregar. Si sacaron al ministro Barranzuela fue porque organizó una fiesta y no se podía ocultar», declaró a RPP.
Fracturas internas

Este jueves, Castillo designó a Avelino Guillén como sucesor de Barranzuela. La adhesión de este último constituye el noveno cambio ministerial desde que el presidente peruano asumió el poder, a finales de julio de este año.

El fichaje de Guillén resulta clave porque, a diferencia de los cuestionamientos que hubo a su antecesor, el recién designado es un abogado reconocido por su papel en el juicio contra el expresidente Alberto Fujimori, donde participó como fiscal supremo adjunto.

Además de la designación de Guillén, el Ejecutivo oficializó el nombramiento de los nuevos comandantes generales del Ejército Peruano (EP) y la Fuerza Aérea del Perú (FAP), según fue publicado en el Diario Oficial El Peruano.

No obstante, varios de los exministros, como es el caso del expremier Guido Bellido o Barranzuela, son cercanos al líder de Perú Libre, Vladimir Cerrón, quien a su vez ha sido condenado por el Tribunal Constitucional por hechos de corrupción. Esa situación ha alentado las divisiones dentro del partido oficialista y radicalizado a quienes se consideran del «ala cerronista» y los que avalan al mandatario, independientemente de las circunstancias.

Según el congresista Edgar Tello, en declaraciones a Perú 21, hay una «predisposición» a favor de la nueva premier. «Acá no hay espacio para la soberbia. Hay discrepancias, pero estoy seguro de que primará cerrar filas y priorizar la gobernabilidad», aseveró el parlamentario, una postura que también es compartida por su colega Luis Kamiche.
¿Y después qué?

La ministra Vásquez, por su parte, confía en que podrá conseguir el voto de confianza, porque «la mayoría de bancadas no tienen mayores cuestionamientos sobre situaciones de fondo».

Para que el tren ministerial obtenga el aval del Congreso, después que Vásquez exponga las razones de la solicitud, se requerirá el voto de la mitad más uno del número total de congresistas, es decir, 66 votos.

De momento, el resultado de la votación es incierto. Lo único que se da por sentado es que los parlamentarios de los partidos derechistas Avanza País, Fuerza Popular y Renovación Popular dirán que no al Gabinete, mientras que los 19 votos del «ala cerronista» de Perú Libre están por definirse.

En caso de que el Gabinete no obtenga la confianza, todos los ministros deben renunciar. Como en este caso es el segundo tren Ejecutivo del mismo Gobierno que se somete a la consideración del Congreso, el mandatario podría disolver el Parlamento y convocar a nuevas elecciones congresales dentro de los cuatro meses posteriores a la disolución.

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