La vida, persona de cada quien importa poco, debe importar poco, porque nada importa, pero cuando eres «figura pública» tu vida pasa a ser revisada y por ende, ya sea por periodistas, comunicadores, quien sea, analizada.
Jose Laluz no solo se hizo famoso, sino que su aparente rebeldía contra el sistema desde los medios de comunicación, planteado teorías absurdas, pero penetrando a la sociedad líquida y de poca lectura que cunde como pandemia, degradando la capacidad de análisis elemental.
Frases tremendistas, quien sabe si salidas de una mente manipuladora o simplemente de un «desconectado», como que Tokisha es la artista más importante hoy de la República Dominicana, solo porque es un «producto» que el sistema comercial norteamericano, fabricante de banalidades y fatídicos productos la admitiera como una chatarra más para atraer las hordas de los consumidores de porquería.
De ideología de aparente izquierda, logró estar «cómodo» económicamente siendo militante del PLD, en el que militó hasta esta semana, de donde, al fin, fue expulsado.
No se critica al padre siendo hijo, no se critica al partido siendo militante, atentar contra la organización que militas, facilitando tu contenido para que el enemigo penetre, es ser «quinta columna», es ser simplemente un traidor.
Se molestó falsamente porque no le dejaron dizque competir para Secretario General del partido, pero no fue así cuando le regalaron la candidatura a diputado, por encima de sus compañeros que se sometieron a competencia colcoando sus dineros y tiempos.
Al final, como diputado, fue poco o nada, incluso puso su diputación al servicio del partido, casi devolviéndola, porque su ego infinito y autosuficiencia, no le permitía entender que un parlamento es diálogo, debate, consenso, y él solo quería demostrar que sus hipótesis de dizque «liderazgo responsable» era la salvación de la República Dominicana.
Jose Laluz es, seguro, uno de los diputados más infuncionales que ha tenido el parlamento Dominicano, que, por cierto, no dejó de pagarle ni uno de sus sueldos, por no hacer nada, o casi nada, que no es lo mismo, pero es igual.
Las hipótesis del comunicador, porque parece que solo de él queda eso, son incluso absurdas, pero las expone en contextos donde, por su ímpetu, nadie le cuestiona, ni la estupidez de decir que un programador se crea en dos años, que República Dominicana debe «exportar emigrantes» para que mantengan al país con remesas, que en este país lo que hay que crear son solo programadores porque eso es lo que necesita el mercado norteamericano (India gradúa anualmente más de un millón de programadores) o que teniendo a «Siri» ya nadie necesita saber aritmética.
Laluz es un ser simpático, que pocas veces deja hablar, egocéntrico, que incluso no entendió que contra Carlos Lage se pierde porque se pierde, porque el fanfarrón argentino es más perverso que él y si no te derrota en el debate lo hace luego con burlas y bulos por lo que hay intercambios que nunca se deben hacer.
Laluz sabe bien aprovechar el contexto, cada filón que lo mantenga en el «medio» para él es importante, no existe la humildad ni el sentido común, la tierra la habita solo él, que es el principio y el fin.
Es claro que el PLD terminó gobernando en plena impunidad, con métodos antidemocráticos, corrupto, pero criticarlo y seguir habitando fue simplemente el usar al partido, a sus compañeros, a su militancia para sus propósitos mediáticos, que al final parece es lo único que le importa, el calificativo de dizque influencer que es ser famoso, pero no incide en nada.
Laluz es un Tolentino, un Alofoke cualquiera, reflejo de lo mal que está la sociedad, pero que en su caso, increíblemente, sus ex-compañeros morados (y los verdes ahora) que se mofan de estar educados, le «aguantaron» sus tesis absurdas, su rebeldía, y su falta de respeto.
Su permanencia en el partido era uno de los signos de la corrosión interna, la permisividad absurda y rampante que terminó sacándolos del poder y quien sabe, la expulsión del seguro «quita columna» (a sabiendas o no) sea el golpe de «basta» que necesita esa organización para reencontrarse a sí misma con sus orígenes y Laluz sea solo el primero de una lista que hace rato no debieron militar ahí pues, partidos son estatutos, disciplina, estructuras y quien no quepa, sobra.
Si los partidos en República Dominicana aplicaran sanciones y expulsiones según los estatutos plantean quien sabe no estarían tan desacreditados hoy.
Al final, la vida como comunicador ha sido exitosa pero como político realmente, 0.
En cuanto a Jose Laluz, es completamente bochornoso, causa indignación, que tome la expulsión como éxito suyo luego de haberse servido tanto té morado, y no haber tenido la valentía, la gallardía, la honestidad, de renunciar a tiempo, como lo hacen los que se respetan a sí mismos.