Integridad, la necesaria preservación del periodista.

Es común que periodistas se sumen como relacionadores públicos de instituciones públicas y privadas, como parte de las formas de ganarse la vida e incluso, porque quieran colaborar con un buen desempeño.

Es acostumbrado que los periodistas participen en actos políticos al lado de estos y hasta formen parte de la militancia, se comprometan y avancen, o retrocedan, con ellos.

El reciente cambio de gobierno en la República Dominicana, que «destronaba» una era de 16 años ininterrumpidos en el poder de un partido que, a la vez, había acomodado a periodistas a vivir de ello, hizo que, al ver que el «modus vivendi» había terminado y el grifo se cerraba, tener que realizar un «transfer» para «caerle en gracia» a los nuevos «mandantes» y dueños de los recursos, en un pasaje penoso que a veces lució como capitulación.

cover Integridad la necesaria preservacion del periodista

Informar, difundir, reportar, es normal, pero cuando comprometes el «personaje» creado como periodista, el nombre, la integridad, por el que gobierna de forma temporal, pasas a ser un ente sin confiabilidad para el que hoy gobierna y cuando ejercías, estabas del otro lado y posiblemente, atacándolo a él.

El compromiso con instituciones debe ser sobre la base de lo profesional y con los partidos, si es así, tampoco arriesgarse, pues hasta estos pactan y el periodista queda mal.

Hay que cuidar la imagen, porque esta es la que construye la credibilidad y el periodista que la pierde, no la recupera.

Si por un poco de bienestar o esperanzas inculcadas, el periodista se suma incluso a funcionarios defendiéndolo de sus actos acusados de dolo o a políticos de trayectoria confusa y mal vistas por el pueblo, sus acciones y desprestigio arrastrará al periodista al descrédito, terminando que ni el funcionario corrupto ni el político señalado, lo agradecerá.

Es imposible que los nuevos periodistas encuentren siempre los buenos referentes en el ejercicio a los cuales seguir, tratar de emular, reproducir sus legados, sus ejemplos y provoca lástima cuando, desprestigiados ya, anuncian que alguien fue su profesor cuando no han sabido mostrar ni una de sus enseñanzas pues, si importante son las lecciones más es aprenderlas y aún más difícil, complejas y duras es emular el buen ejemplo.

El poder político y la prensa son independientes, queda de parte del periodista o medio saber si vale la pena arriesgar lo más preciado, lo único que se posee para ejercer con dignidad, la integridad y la credibilidad, por dejarse arrastrar por lo que ofrece el paso por el poder transitorio que otorga el poder político y morir en el descrédito cuando este políticamente, muera.

 

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