A falta de un mes para que se cumpla el ultimátum dado a los países europeos, Irán ha acelerado «el ritmo de producción de uranio enriquecido ha aumentando de acuerdo con nuestras últimas mediciones», reveló el director del Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA), Yukiya Amano, quien pidió nuevas «vías para reducir las tensiones actuales a través del diálogo». La nueva estrategia de la República Islámica, que de momento no ha superado los 300 kilos de uranio almacenado que recoge el pacto de 2015, persigue presionar a los firmantes del mismo para que adopten medidas prácticas que les ayuden a superar las sanciones impuestas de forma unilateral por Donald Trump hace un año.
La diplomacia trata de salvar esta semana el pacto nuclear, moribundo desde la retirada de Estados Unidos. El ministro de Exteriores de Alemania, Heiko Maas, viajó ayer a Teherán y mañana será el turno del primer ministro de Japón, Shinzo Abe. El objetivo de las visitas a Teherán es intentar calmar la situación en medio de un clima marcado por el envío de más fuerza militar a la región por parte estadounidense y la decisión iraní de dejar de cumplir algunos de los compromisos acordados en materia atómica.
Teherán dio el 8 de mayo un ultimátum de dos meses a los países europeos y Maas adelantó que el mecanismo financiero que facilitará el comercio con Irán, llamado Instex, estará en funcionamiento «pronto». El diplomático alemán, eso sí, fue franco y declaró que la Unión Europea «no puede hacer milagros». A los iraníes se les acaba la paciencia y el ministro de Exteriores, Javad Zarif, ofreció su cara más dura ante los medios tras reunirse con el enviado alemán. «Tuvimos una discusión seria, franca y más bien larga», declaró el ministro y aprovechó para recordar que «no se puede esperar que una guerra económica contra el pueblo iraní continúe y que quienes la apoyan o la hayan desatado permanezcan seguros». Un mensaje en tono amenazante que concluyó asegurando que «la única manera de reducir la tensión en la región es poner fin a esta guerra económica», en alusión a los duros castigos impuestos por Trump que han logrado frenar la exportación de petróleo iraní, su fuente principal de recursos. La república islámica necesita medidas concretas para sortear las sanciones, pero la UE es incapaz de hacer frente al rodillo impuesto por la Casa Blanca.
Tras la visita de Maas, mañana es el turno de Abe. Antes de su viaje a Teherán, el primer ministro japonés habló con su homólogo israelí Benyamin Netanyahu, quien declaró que «le dejé claro que debimos seguir presionando a Irán para bloquear su agresión en la región», según escribió en su cuenta de Twitter. Los medios israelíes destacaron esta llamada y la consideraron una muestra más de la estrecha colaboración entre Netantayu y Trump en el tema iraní.