La Comunidad Internacional… la otra mentira reiterada.

La diplomacia funcionaba siempre entre los llamados países occidentales ricos, que llenaron de epítetos a los otros países que van desde repúblicas bananeras, pasando por países en vías de desarrollo, emergentes, fallidos, populistas, izquierdistas hasta dictaduras, hasta que llegó la guerra en Ucrania.

Realmente la debacle había comenzado hacía un tiempo, pero algunas señales advertían que tal vez la mentalidad de los «occidentales» había cambiado pero, para decepción, no.

Europa y Estados Unidos hace rato dan señales de que los raises del racismo y el fascismo están más vivas que nunca, pero se autoengañaron a medida que declararon que Rusia era socio, mientras Putin veía que la OTAN, con la zanahoria como guía, se acercaba a sus fronteras día a día.

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El «Sur» siempre explotado por las «transnacionales del norte» pero con las ayudas de sus propias ORGs que llegan a palear nuestras atrasadas economías y sistemas políticos, sociales, educando los «líderes» que nos gobernarían en sus instituciones amueblando nuestras conciencias para ser serviles por ideología, sustituyendo nuestras ansias de independencia con el fatalismo de pertenecer a países del tercer mundo.

La Comunidad Internacional es solo el conglomerado de organizaciones e instituciones creadas por los países ricos para poder mandar sobre las naciones de menos desarrollo, a las que ayudan a través de sus ORGs en caso de necesidad, quedándose el dinero en manos de los explotadores.

La Comunidad Internacional condena, cataloga, sesga, emite reportes, estadísticas, mediciones, manda sus asesores de cuello, corbatas y tacones altos, los que saben, los que dan el dinero para «ayudas» fiscalizadas, siempre a cargo de personal de su confianza y rara vez en manos de personas que aunque tengan la calificación necesaria tengan en su mente la independencia y la cooperación real.

La mal llamada Comunidad Internacional la forman los ricos y los lacayos que aplauden, ayudados por los grandes conglomerados de medios como plataformas de dominación de los tiempos que corren.

En Europa se destapó el odio visceral que siempre han tenido por los rusos por parte de su clase política, que por un conflicto entre dos países que no pertenecen ni a la Unión Europea ni a la OTAN se toman la guerra para sí, ayudando a una de las partes no con la paz, sino con la guerra, en una tercera confrontación mundial maquillada por ayuda en armamentos mientras que los muertos en combate no son de ellos.

Parece que Europa esperaba una oportunidad así a ver si por fin debilitaban a Putin, «salian de él» para poner su versión de Yelsin reciclado o que simplemente Rusia se rindiera para el bochorno y como venganza al trinfo rojo de la Segunda Guerra Mundial y la bandera sovietica izada en Berlin.

El primer mundo manda, el primer mundo decide, ni la ONU puede clamar por la paz pues es la unión Europea y Estados Unidos quienes fomentan la guerra, ya que siendo ellos la «Comunidad Internacional» hace rato pudieron haber parado la guerra con un buen plan de acuerdos.

 

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