La Doble Moral en el Día De La Mujer

La necesidad de conmemorar un Día Internacional de la Mujer nace al final del siglo XIX, después de la Revolución Industrial. Este fue un periodo histórico que transformó la economía y el modo de trabajo desde finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX. Sin embargo, uno de los problemas más grandes era que muchas mujeres eran explotadas y ninguna ley las protegía.

El 8 de marzo de 1857, las mujeres que trabajaban en la industria textil, que eran llamadas “garment workers” en inglés, en Nueva York, organizaron una huelga. Ellas peleaban para que hubiera salarios más justos y condiciones laborales más humanas. Sin embargo, al momento de alzar la voz, los agentes de la policía las detienen.

Doble Moral

51 años después, el 8 de marzo de 1908, 15,000 mujeres vuelven a tomar las calles de Nueva York para exigir un aumento de sueldo, menos horas de trabajo, derecho al voto y prohibir el trabajo infantil. El eslogan que utilizaron fue “Pan y Rosas”. Ya que, el pan representaba la seguridad económica, y las rosas, una mejor calidad de vida.

Cada vez la mujer está más aislada, al igual que pierde la noción de la realidad, pierde la facultad de prever de forma adecuada las secuelas de su conducta, cediendo cada vez más a los requerimientos de su agresor y volviéndose sumisa, pues sólo así tiene posibilidades de no errar en su actuación. Al mismo tiempo, como el agresor se disculpa y arrepiente, su desorientación se acrecienta y se incrementa la auto-culpabilización.

Asimismo, la incapacidad de la mujer víctima de maltrato para defenderse o buscar ayuda, favorece la adaptación y vinculación paradójica con la pareja violenta. Mediante tal vinculación, la mujer víctima, sublimiza las experiencias positivas, creé en el arrepentimiento y excusas de su agresor y culpa a factores externos de la situación de maltrato, protegiendo así su debilitada autoestima y modificando su identidad. Después, cada una de las percepciones e informaciones que recibe, se explican en función del nuevo modelo mental que ha asumido para explicar su situación, dificultando las posibilidades de salir del entorno de violencia.

Es importante destacar que el desconocimiento de estos procesos y de sus secuelas posibilita tratamientos inadecuados para las mujeres agredidas, las cuales son descritas como masoquistas, locas o histéricas a las que les gusta que les peguen. Es muy frecuente escuchar en diversos espacios sociales, juicios encontrados y prejuicios, cuando se analizan las representaciones que construyen acerca de la mujer víctima y del hombre maltratador, por lo general es el ex esposo o ex marido que mayormente esparce el rumor de que su ex pareja es loca o está mal de la cabeza para cuando ella decida denunciarlo sea cuestionada su denuncia.

República Dominicana cuenta con muchas leyes y disposiciones legales o normativas a favor de la mujer sin embargo todavía hoy muchas de esas disposiciones o normativas no se aplican, el hombre todavía hoy conserva una enorme cuota de poder en nuestra cultura machista, no es raro ver a hombres que maltratan o agreden a sus parejas o ex parejas verlos en su vida pública aparentar que son personas incapaces de realizar maltratos a su pareja, ex pareja o a sus hijas jugando así a la doble moral.

La hipocresía y la doble moral es algo de lo cual nuestra sociedad hoy día está impregnada, solo con políticas duras y mucha educación la mujer dominicana podrá alcanzar ser respetada y valorada, mientras veamos hombres jugar a la doble moral aparentar en su vida pública de que son hombres respetuosos e incapaces de producir violencias y en su vida privada no cesan de maltratar agredir o amenazar a su pareja o ex pareja seguiremos siendo maltratadas.
El día de hoy es propicio para hacer una reflexión en el camino y plantearnos la meta de que toda mujer sea respetada y valorada .

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